La intervención tiene por objeto repensar el espacio interior de un pequeño apartamento levantado en un bloque de los años setenta en el ensache de Vila, la capital de la isla de Ibiza.
El racionalismo de la arquitectura de esta época queda impreso en cada una de las partes del edificio, desde el tratamiento de la volumetría exterior hasta la organización del programa funcional.
Antes de la intervención la planta, de tan sólo 62 m2 construidos, se presentaba muy triturada albergando un vestíbulo, estar-comendor, cocina, baño, dos dormitorios y dos pequeñas terrazas orientadas a oeste.
Los acabados a nivel material estaban acorde con la orientación obrera de este tipo de edificio residencial: pavimentos de terrazo y rasilla cerámica, carpintería de madera de pino barnizada, revestimientos de muro continuos pintados en blanco, alicatados de azulejo 20x20 en baño y cocina, y persianas enrollables de PVC. El mobiliario que existía era un fiel testigo del momento en que se construyó el inmueble.
El esfuerzo de la reforma se concentra en conseguir con un presupuesto muy ajustado una espacio más diáfano y luminoso, a la vez que cálido y funcional.
En planta el cambio más significativo lo constituye la aparición de un único espacio de relación que engloba las funciones antes fragmentadas de vestíbulo, cocina y estar-comedor. Es el área más representativa con una importante flexibilidad funcional. El resto de la compartimentación se ha mantenido.
A nivel de materiales, se coloca un pavimento laminado de madera sintética en toda la planta excepto en las terrazas, donde se mantiene la rasilla cerámica, y el baño, en el que se utiliza un pavimento porcelánico de 60x40. También en el baño, para conseguir dotarlo de iluminación natural, se ha substituido el tabique que lo separaba del estar-comedor por un vidrio translúcido.
Para conseguir la harmonía y austeridad deseadas, se cambió la solución de rodapié que existía mediante una pieza de terrazo, por un perfil de aluminio en “u” que remata la parte inferior del revestimiento de mortero, a la vez que deja la holgura perimetral que requiere el pavimento de madera.
La iluminación artificial se resuelve principalmente de manera indirecta, integrando las fuentes de luz lineales en elementos de compartimentación y mobiliario.
El mobiliario es el mínimo indispensable para desempeñar las diferentes funciones y su acabado va acorde con la reducida paleta de materiales utilizados en la intervención.