La finca Cuevas del Pino se asienta en la falda de Sierra Morena, sobre unos terrenos de piedra calcarenita dispuesta en estratos ligeramente inclinados que dan lugar a diversas formaciones geológicas propias de la zona, entre las cuales destacan las cuevas que, tradicionalmente, se han venido aprovechando para labores agrícolas y ganaderas.
Fruto del aprovechamiento de una de estas oquedades en la piedra, surgió en el pasado un pequeño refugio para el vigilante del ganado que hoy se ha rehabilitado como alojamiento rural, en consonancia con la nueva actividad desarrollada en la finca.
Tanto los muros preexistentes como la propia roca acotaban un recinto de gran riqueza espacial y material, por lo que decidimos enfocar la intervención hacia un diálogo fluido y constante entre dichas preexistencias y la nueva Arquitectura, siempre desde una posición respetuosa y cómplice, buscando la proximidad en lugar del contacto directo.
De ese diálogo hemos obtenido una nueva experiencia espacial, de gran belleza creemos, que logra poner en valor la naturaleza tectónica del lugar mediante el empleo de los nuevos elementos arquitectónicos: volúmenes limpios y silenciosos, espacios amplios y diáfanos, materiales pétreos como el hormigón o el mármol en los pavimentos, aperturas de vidrio hacia el sur para buscar luz natural y madera artesanal en el mobiliario para dotarlo de calidez.