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Concurso, tercer premio

Sobre la necesidad y la virtud
El centro de salud se sitúa la zona de “Las Hervencias”, en la periferia de la histórica ciudad castellana de Ávila. Los datos de partida del proyecto, la superficie ocupable de la parcela y el programa de necesidades requerido, nos conducen a inferir que se trata de una propuesta fundamentalmente compacta, pues el volumen construido necesario sobre rasante se acerca mucho al máximo edificable según planeamiento. Existen, a nuestro juicio, dos opciones válidas para construir el importante programa requerido de manera compatible con el planeamiento: un volumen compacto, exento y centrado en el solar que genere tres fachadas principales, o bien, un edificio en peine, con tres volúmenes paralelos a fachada. Nos decantamos por la solución compacta por su mayor optimización de los recorridos y por presentar un coeficiente de forma que minimiza la proporción de fachadas y responde mejor a un clima extremo como el de Ávila. Una vez determinada la forma, la optimización espacial y estructural de la profundidad de crujía del edificio se convierte en la decisión primordial. De este modo, el gran peso que las consultas y esperas tienen en el conjunto del programa justifica que se adopte como generador del orden general una crujía de 6+4 metros para la unidad de consulta + espera. Esta profundidad de crujía, unida a las separaciones mínimas a los linderos laterales exigidos por la normativa, definen la dimensión final del volumen, generando un vacío o patio central de 8,50 m de anchura, espacio libre articulador de toda la propuesta que cualifica los espacios de espera y circulación, dotándolos de abundantes iluminación y ventilación naturales. El proyecto se define a partir de este punto buscando la claridad distributiva del programa. Dada la capacidad limitada de la superficie de planta baja, y siendo imposible implementar en la misma todos los usos que se ubican preferentemente cerca de los accesos, tomamos la decisión de situar todas las consultas y zonas de espera en las dos plantas superiores. Esto aporta una enorme claridad, sencillez y coherencia a la distribución del centro, sacrificando la presencia de consultas en el nivel de acceso a cambio de la más importante de otras dependencias. Así, se concentran en planta baja todas las dependencias que requieren una relación más directa con el usuario: vestíbulos, urgencias, sala polivalente de obstetricia, rehabilitación y la zona de administración que está en relación directa con el acceso al edificio. El edificio se completa con una planta de sótano, imprescindible para acoger la dotación de aparcamientos y las dependencias técnicas (instalaciones y almacenaje) y de intendencia (vestuarios y archivo) que han sido desplazadas hacia abajo por los espacios habitables. El orden de la arquitectura termina de definirse con la consideración de la normativa contra incendios, que determina la posición de las dos escaleras necesarias, aglutinando a su alrededor los núcleos de servicios y ascensores en una posición doblemente simétrica en los lados largos del rectángulo de la planta. Finalmente, se trata de manipular ó trufar el volumen sólido obtenido, para generar una serie de gestos que acrediten la condición pública del edificio, tales como el porche cubierto que se despliega generando el acceso principal en la fachada sur, la cesura vítrea del vestíbulo que vincula el exterior con el patio central del conjunto, generando una secuencia de escala pública, o el sutil giro de la pieza que alberga las urgencias, situada en la esquina este, resonancia de la sutil inflexión introducida en la galería del vestíbulo para acentuar la articulación de las dos escaleras.
   

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