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Un único elemento que se multiplica, como una célula que se disgrega para convertirse en un organismo superior. Una multiplicidad que se expande para generar un contenedor. Un contenedor que crece y se agrega, se repite y sigue siendo un único organismo.

Un parque industrial supone una herida en el paisaje difícil de regenerar. Una gestión y distribución orientadas a la minimización del impacto superficial, y por lo tanto también el económico, aumentan el impacto visual; y desatienden la integración en la escala del rural en el que se asientan.

El progresivo encarecimiento de los combustibles fósiles, añadido al pésimo efecto de la emisión de gases de efecto invernadero, hacen que sea favorable la descentralización de la industria, minimizando los desplazamientos de las materias primas y manufacturados; acercando los puntos de transformación, manipulación y envasado a los enclaves de extracción y explotación.

La creciente demanda de suelo industrial, unida a la dispersión de la población en Galicia, lleva a las administraciones a plantear los parques industriales en zonas libres de edificación e intervención humana, conviertiendo grandes extensiones de monte en explanadas al servicio de la industria.

Es necesario asumir este hecho con naturalidad, pero también es nuestra obligación conseguir modos de inserción que minimicen el impacto visual (ya que el superficial es inevitable).

La necesaria consecución de una escala adaptada a un entorno natural, nos lleva a la búsqueda de piezas que se dispersen, que aparezcan espontáneamente; como si se tratase de algo que crece de modo natural.

En los propios modos de funcionamiento de la industria encontramos la solución a todas estas cuestiones. El apilamiento aparentemente desordenado de las piezas, según disposiciones y dimensiones siempre dependientes de la maximización de la productivad y la eficiencia, convierte en conjunto unitario la suma de las partes. Un único elemento que se multiplica, como una célula que se disgrega para convertirse en un organismo superior. Una multiplicidad que se expande para generar un contenedor. Un contenedor que crece y se agrega, se repite y sigue siendo un único organismo.

El elemento óptimo que podemos utilizar con todas estas premisas por delante es el contenedor ISO estandarizado utilizado para transporte marítimo. En muchas ocasiones resulta más barato deshacerse de estos contenedores una vez trasportado el contenido, que devolverlos a su lugar de origen. Esto genera un mercado constante de estos elementos, y un descarte de los mismos al agotarse su vida útil.

Este consumo de material impuesto por la reducción de consumo de combustible, nos lleva a plantear la reutilización.

Una pieza que nació como almacén, con una estructura autoportante de gran resistencia, hermético y resistente a la humedad; es perfecta como soporte de cubierta, como cerramiento contenedor de espacio, cámara de aire de gran espesor y a la vez como estante de almacenamiento para ese espacio.

Generamos un módulo contenedor, compuesto por dos paredes enfrentadas de contenedores, que cubrimos con una cubierta ligera. Lo agregamos alternando módulos opacos con módulos traslúcidos, que se apoyan en los anteriores. Introducimos todos los elementos necesarios para el funcionamiento de una edificación de este estilo: oficinas, recepción, baños, vestuarios, etc, dentro de otros contenedores adaptados a tal efecto. Ocultamos todas las instalaciones en el interior de los mismos: máquinas de aire acondicionado, canalizaciones, compresores, etc; de modo que mejoramos la imagen global y la lectura en conjunto de la edificación a la vez que minimizamos el impacto acústico de la maquinaria en el entorno de trabajo.

Envolvemos el edificio en una manta de chapa perforada, que cose la variedad de elementos y colores en una única piel, la limita pero a la vez la dispersa en el ambiente, la confunde con los reflejos de la naturaleza; y la deja aparecer con rotundidad, pero con sutileza, en un mundo que no le es propio, sino adueñado.

Los tiempos de ejecución de la obra, y con ello los costes económicos se reducen drásticamente mediante la utilización del sistema planteado. Como valor añadido a la velocidad de disposición en obra de la estructura principal (cuyo único elemento no prefabricado es la cimentación); aparece la estandarización en cuanto a la reforma interior de los módulos para su uso como oficinas, almacenamiento, baños, vestuarios, etc. Dichos elementos pueden ser preparados en taller, tanto en fábricas de productos de construcción como en el propio sector naval de tanta importancia en las ciudades con astilleros en Galicia. Su prefabricación permitiría crear un catálogo que, además de utilizarse en la creación de estas naves modulares, podría distribuirse para el sector privado como módulo agregable a sus propias naves.

Se utiliza fundamentalmente construcción en seco, desmontable y reutilizable o recliclable. La estructura es metálica atornillada, reduciendo los plazos de ejecución. En los acabados predomina el uso del aluminio: en forma de chapa deployé en las fachadas y como panel sandwich en cubierta. La industria del aluminio avanza progresivamente en la reutilización de aluminio reciclado para nuevos fines, pudiéndose solicitar la utilización de 100% aluminio reciclado como valor añadido en cuanto a sostenibilidad de la construcción.

Las partes traslúcidas se resuelven con policarbonato celular opal, que debido a su ligereza reduce a mínimos las necesidades de material de soporte. Su peculiar estructura interna difunde la luz eliminando la aparición de sombras generando la mejor iluminación posible para un entorno laboral.

Se generan grandes acristalamientos entre las zonas de oficina y la superficie principal de las naves, mejorando la relación y la transparencia en los procesos industriales.

En cuanto a la urbanización se busca una implantación menos agresiva que la habitual plantación de asfalto presente en estas zonas. No se entra a modificar la urbanización general de los polígonos, si bien recomendaríamos la utilización de una implantación más "blanda" que el uso de aceras diseñadas para entornos urbanos.

Dejamos que los materiales se entremezclen donde pueden hacerlo, apariciendo de manera casi espontánea, integrándose unos en otros: las sendas peatonales se generan con traviesas de madera reciclada incrustadas en el suelo; las zonas de aparcamiento para turismos se integran en zona ajardinada mediante el uso de piezas prefabricadas que dejan crecer la hierba entre ellas. Aparecen pequeñas zonas de estancia de jabre salpicadas por las zonas verdes, suavizando la implantación y generando espacios agradables para tomar un descanso.

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