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  • Al final del camino: equipamiento cultural en La Mussara

    TARRAGONA
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    TARRAGONA

Intervención en un pueblo abandonado que propone un nuevo acceso al lugar y un equipamiento que quiere desaparecer en el entorno y ser recorrido, mezclándose con las preexistencias. El pequeño edificio es una plataforma de reactivación del lugar.

El proyecto es un equipamiento cultural situado en La Mussara, un pueblo abandonado de las Montañas de Prades.
Las Montañas de Prades es un espacio natural situado en las comarcas de Tarragona.
La vertiente sur es el telón de fondo y todo el acantilado mira hacia el Camp de Tarragona y el mar; arriba del acantilado está La Mussara.
Los intereses para hacer un proyecto aquí son dos: la memoria y la relación con las preexistencias, y cómo debe ser un proyecto en un espacio natural.
La justificación del proyecto es proponer un equipamiento para dar servicios a muchos visitantes ya las actividades culturales que se llevan a cabo, diversas y temporales, pensando también en actividades ligadas con el futuro Parque Natural y con la interpretación histórica.
El proyecto comienza con el camino que hacemos desde la ciudad, la densidad y el asfalto hacia un entorno natural.
La idea del viaje hacia algo desconocido.
El proyecto es el final del camino y el edificio vuelve la vista al Campo, el lugar de donde venimos.

Nos acercamos al entorno del pueblo.
El origen del pueblo son las masías, continúa creciendo hasta la hilera de casas, hasta que en los años 70 la carretera, que llega en medio del pueblo, hace que el pueblo abandone definitivamente.
Sin embargo, desde los años 30 hay excursionistas que lo visitan y en los años 80 se construye el refugio permanentemente habitado.
La primera decisión es rehacer el tramo final de la carretera, dejando los coches justo a la entrada del pueblo, en unas terrazas entre el camino y la carretera.
Desde aquí, el acceso es a pie, un acceso del 5% ascendente, que potencia la sorpresa en el descubrimiento del pueblo y las vistas.
El análisis del lugar, por otra parte, influye en la decisión sobre la posición y la forma del edificio.
En cuanto a la posición, el edificio se sitúa al final del pueblo, en un punto cercano al acantilado y las vistas, continuando la hilera de casas y situándose en un desnivel, para disminuir la sensación de volumen edificado, continuando la topografía y relacionándose con la roca de atrás en forma de rendija.
En cuanto a la forma se concreta en dos conceptos:
el edificio quiere desaparecer en el entorno, con las referencias formales de la topografía, los márgenes, las terrazas de cultivo, la piedra y la niebla;
el edificio quiere ser descubierto y recorrido, a partir del paseo como la actividad principal que se lleva a cabo en La Mussara, el edificio quiere dar forma a uno de los posibles recorridos que se puedan hacer en el entorno del pueblo.

La idea de la desaparición en el entorno.
El aparcamiento desaparece entre los márgenes y los pinos.
La carretera desaparece en su tramo final recuperando la topografía.
La posición del edificio al final del pueblo, siguiendo la hilera de casas, con trazas orgánicas que se adaptan a la topografía.
La cubierta como continuación del terreno natural, cubierta vegetal y transitable, tomando como referencia los antiguos campos de cultivo, incorporando vegetación autóctona.
El único elemento que destaca es el porche de corten que pretende ser el nuevo hito y nos marca la entrada al edificio.
Es un elemento horizontal que no sólo no compite sino que refuerza la meta vertical del campanario.
Se han diseñado los elementos que conforman el límite de la actuación siguiendo los mismos criterios.

Cómo se concreta el concepto de recorrido.
El recorrido que nos invita a entrar ya descubrir el edificio al igual que entraríamos en una masía abandonada está formado por muros y cajas.
Los muros:
parten de los restos de la hilera de casas, transformándolas, deformándose las, haciéndolas participar en el nuevo edificio, disolviendo los límites y enlazando con las preexistencias;
delimitan espacios abiertos y polivalentes, los espacios de relación del programa, y ​adoptando diferentes direcciones, haciendo que la vista se escape, estallar el espacio hacia el exterior, es una arquitectura dinámica.
Las cajas:
se sitúan en relación a los muros, enmarcando fragmentos de la realidad que nos rodea y contienen los espacios de trabajo y los servicios, los espacios que interesa que puedan estar cerrados.
Los espacios interiores se van adaptando a la topografía y esto genera un desnivel interior que nos ayuda a distribuir los espacios:
en la parte más baja, junto al prado, se sitúa el acceso, en la parte más elevada se sitúan los espacios de trabajo ya la rótula la sala de actos.
El desnivel interior también genera un eje visual que cruza todo el edificio perpendicular al eje del recorrido.
El desnivel se refuerza por el salto de la cubierta, una separación entre la losa y el porche que nos ofrece una nueva visual y cuando hay niebla, la hace entrar dentro del edificio.
En el alzado, podemos ver que el edificio se convierte en zócalo de la iglesia, reforzando la meta del campanario y la sombra proyectada por el porche de corten también ayuda a la desaparición del edificio.

La posición al final del pueblo, continuando la hilera, en un punto cercano al acantilado y las vistas.
La desaparición en el sentido de convertirse en parte de la topografía sin sobrepasar la cota 84 que nos marca el cerro donde nos apoyamos, las proporciones horizontales, el concepto de zócalo.
El recorrido en el sentido de que los espacios interiores están muy relacionados con el exterior; relacionado con el recorrido de descubrimiento del lugar, se propone un nuevo acceso al campanario, desde la hilera, y la ubicación de una campana, el sonido de la campana indica que el pueblo está vivo.
En cuanto a los materiales, ya hemos dicho que era la piedra principal, pero en un sistema constructivo diferente respecto a las preexistencias, las preexistencias son muros de mampostería de 2 hojas, unidos con la parte central con mezcla de mortero y argamasa.; La propuesta es un sistema en seco, de piedra armada, reutilizando la piedra existente, que se va colocando llenando la envolvente de mallado corrugado.

Las cajas.
Tienen proporciones similares a los volúmenes de las antiguas casas de la hilera.
Pueden abrirse buscando luz natural y vistas, desdibujando sus límites, o pueden cerrarse y convertirse en totalmente opacas y mudas respeto al entorno.
El sistema de apertura y cierre de los postigos deja los postigos abiertos ligeramente separados del cierre fijo.
El material de las cajas es madera, por contraste con la piedra, y reutilizando el material de encofrado, posteriormente limpiados los tablones de madera de pino de flandes con un cepillo metálico, con un aspecto rústico y envejecido. La madera se trata con autoclave (contra el fuego y contra la humedad).

Los muros.
El sistema de la piedra armada se basa en un mallado exterior conectado entre sí, el cual es el envolvente de la piedra. Solucionamos el aislamiento térmico con planchas de poliestireno extruido y con un doble mallado para romper el puente térmico. Solucionamos la impermeabilización colocando una lámina impermeabilizante en la parte inferior del muro, ya que el resto funciona como una cámara de drenaje.
Solucionamos el contacto con la carpintería mediante una chapa plegada que se inserta entre módulos de mallado, con la posibilidad de insertar armarios en el grueso del muro también, entre módulos de mallado.
En cuanto a la pasarela, tiene la voluntad de ser ligera, un simple elemento de conexión con el terreno, las barras corrugadas conforman una viga Warren y la protección es también de barras corrugadas irregulares.

La estructura
Los criterios en cuanto a la estructura han sido intentar buscar las soluciones más sencillas, racionales y adecuadas al entorno.
El elemento principal es la losa, de hormigón con mezcla de cemento y cal para un acabado visto.
El encofrado también es importante, la marca de los tablones que luego reutilizamos sigue la dirección del recorrido coincidiendo con el pavimento de la hilera.
Luego está el porche revestido de corten, con junta estructural, que tiene una luz central de 14 m que solucionamos con tubulares que se cuelgan de la losa.
Finalmente la estructura vertical son pilares metálicos que se colocan dentro de los muros y las cajas; en la parte central tenemos 4 pilares exentos que se han retirado del borde de la losa, colocándose al nivel posterior , y se diseñan para obtener una masividad inferior a 100 para poder ser revestidos con pintura ignífuga EF90.

Las instalaciones

Los criterios en cuanto a las instalaciones son 2:
integrarlas en la propuesta arquitectónica y conseguir un edificio con el mínimo consumo energético.
Los factores que influyen en la propuesta son 4:
la cubierta transitable vegetal como parte de la topografía natural implica la no existencia de chimeneas, solucionando la calefacción y refrigeración con bomba de calor geotérmica y aprovechando el banco posterior para esconder les intercambiadores y las ventilaciones;
la losa de hormigón visto implica la inexistencia de falsos techos, distribuyendo las instalaciones por el suelo;
la presencia de la balsa implica el planteo de la gestión del agua, recogiendo las pluviales y reconduciéndolas hacia la balsa, que se mantiene limpia gracias a los peces carpines;
la ubicación del edificio en un entorno natural hace que se plantee poca luz artificial, integrada en los elementos arquitectónicos reforzando la horizontalidad.

Como síntesis, hemos hablado de un proyecto que propone una nueva manera de acceder al lugar y desarrolla el final del camino, devolviendo la vista al campo.
Un edificio que se sitúa al final del pueblo, a orillas del acantilado, en un desnivel formando parte de la topografía.
Unas trazas orgánicas que parten de los restos de los muros de la hilera de casas que se alargan y se deforman participando en el nuevo proceso, utilizando la piedra del lugar como material principal.
Todo ello con el objetivo de proponer un equipamiento que responda a las aspiraciones de la gente que ahora visita el lugar, también ofreciendo unos espacios, con cierto encanto y misterio, como dice el texto, un poco diferente de los demás, donde escondidos entre los muros y la hierba nos podamos inventar un juego nuevo cada día.

  • Información
  • Autoría

    Clasificación / Tipología

    Paisatge

    Ubicación

    La Mussara
    43380 Vilaplana
    TARRAGONA | ESPANYA

    Otra información

    Fecha Terminación: Febrero 2011

    Agentes

    Estructuras: Cristina Alcalde

    Fotografía: Anna M. Cunillera

    Instalaciones: Judit Fàbrega i Josep Tristany

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