En un país como Irlanda, donde la mayoría de familias vive en casas privadas con jardín, las ampliaciones son una fórmula muy común de adaptar el hogar a nuevas necesidades.

Esta vivienda se sitúa en una zona residencial de muy baja densidad a las afueras de Galway. Su paisaje llano se caracteriza por parcelas irregulares, estrechas carreteras y campos verdes.

Partiendo del esquema de una vivienda tradicional, el edificio existente se extiende para incorporar un comedor y zona de estar más amplios, un dormitorio y una habitación de estudio con biblioteca en el piso superior. En contraste con la geometría del volumen existente, la parte posterior de la casa se transforma en una piel ligera de hormigón totalmente abierta al jardín.

La articulación de los espacios interiores y su relación se resuelven con un simple gesto. Las funciones de día se agrupan a través de la escalera, mientras el dormitorio principal destaca como un elemento independiente.

Un volumen descansa sobre el otro resaltando el cambio de altura como una forma simple que, a través de su fachada de lamas, captura las vistas del jardín. Este sistema permite controlar tanto la iluminación como la privacidad de los espacios interiores.

La intervención se completa con un pequeño spa frente a la casa. Los materiales utilizados, hormigón y madera, establecen un diálogo con el edificio principal.