arrow-circle-down arrow-circle-left arrow-circle-up arrow-down arrow-left arrow-line-right arrow-right arrow-up ballon close facebook filter glass lock menu phone play point q question search target twitter
X

Puesta en valor de un corral en estado previo de abandono

El corral de La Posada pertenecía al reverso del hogar, tradicional aliviadero de los descartes de la cara domesticada. Su condición de trasera, su acceso un tanto forzado, habían favorecido una dejadez en grado ya inasumible. Durante décadas hizo las veces de vertedero o escombrera ocasional, como reflejo su fachada desgastada, retocada en mil remiendos. En nada ayudó la inopinada implantación de agresivas especies ornamentales por parte de anteriores inquilinos; lo cual, sumado a una fértil tierra, en una de los climas más húmedos de Andalucía, había devenido en un manto de espesa maleza.

Tras el arduo desbroce se descubre un terreno en pendiente, colmado de escombros y piedras que formaban cúmulos y cercados por toda la superficie. Tanto es así, que el abultado excedente de material permitió elevar el muro pétreo divisorio y plantear una nivelación por bancal. La distinción espacial por alturas supone, a todas luces, la decisión determinante de la intervención. Se establece, por tanto, un área elevada, cobijada de la insolación y de los vientos, como idónea para el esparcimiento, y otra más baja, de sustratos de tierra espesa y húmeda, bien soleada, como reserva para el huerto que se cultivará con la próxima primavera.

El ethos de la reforma pasa por reducir el impacto de la intervención, tratando en lo posible de ceñirnos a la paleta original, sin ocasionar exceso de escombro, ni incorporaciones masivas de nuevos materiales, salvaguardando un medido equilibrio. Fue una labor eminentemente manual, en ocasiones rudimentaria, incluso. La premisa del reciclaje es siempre evidente, también en los detalles, como la solería, resuelta con baldosa hidráulica, o en el mismo revestimiento del muro tapial, logrado a partir de material rescatado de una cercana demolición. Resulta satisfactorio realzar las virtudes de lo olvidado, encontrarle un nuevo giro, en un aggiornamiento espontáneo, que en no pocas ocasiones revela posibilidades que de otro modo no se producirían.

Así sucede con el cenador abatible. De dos puertas de castaño abandonadas surgió la mesa a la que luego acompañarán sillas y tumbonas plegables; todas recogidas en un mismo plano blanco, con el que se confunde entre la sombra de un ciruelo. Una cortina desmontable protege el conjunto de las inclemencias. Pues si algo se aprende de un proyecto en exteriores es a trabajar, no en el tiempo, sino con el tiempo. Hasta el más pequeño de los gestos ha de contar con el hecho inamovible de que habrá soles de justicia, que jarreará en mayo, que helará enero y granizará en otoño. También la noche y el día imprimen su sesgo, por ello se ha procurado una iluminación que ponga en valor, de forma práctica, los planos esenciales del lugar, la fachada, el muro oblicuo secuenciado por ciruelos, las zonas de estancias, el cenador abatible, las escaleras.

  • Información
  • Autoría

    Clasificación / Tipología

    Paisatge

    Ubicación

    C/Álvaro de Castilla, 1
    21291 Galaroza
    HUELVA | ESPANYA

    Otra información

    Fecha Terminación: Noviembre 2013

Galería realización

Participaciones en arquia / próxima

VII Edición 2018-2019
VI Edición 2016-2017
V Edición 2014-2015
IV Edición 2012-2013