Nacida a finales del siglo XIX, la empresa mantiene intactos fuertes vínculos con el Modernismo local. La fachada es un pequeño homenaje a la memoria del lugar, también presente en la iconografía y los elementos naturales de sus oficinas. La recuperación de recursos propios del Modernismo se presenta ante la población como un escaparate a modo de jardín. Un pulmón verde para la ciudad.

Se ha tratado con especial interés la fachada principal de la nave longitudinal, en estado de semi-ruina, como espacio acristalado, acondicionado, para alojar la vegetación propia de los productos que Toque elabora.

Es por ello que han primado en este proyecto las áreas ajardinadas, la vegetación y el tratamiento de las medianeras existentes de casas antiguas de la zona. Aquí, la iluminación ha jugado un papel crucial ya que nos ha permitido poner en valor toda esta infraestructura.

Igualmente, el entorno se presenta abierto. Se ha renunciado a su edificación como respeto al lugar, conscientes de la representatividad que un espacio amplio como este puede representar para el entorno urbano. Se vuelcan hacia la calle las áreas ajardinadas y se ubican las zonas más ‘sucias’ y de tráfico en los puntos más alejados, sobre las medianeras y las naves, reduciendo el impacto visual desde la calle.