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Abar arquitectos

Arquitecto
E.T.S. A - Pamplona - UNAV
BARCELONA | SPAIN
www.abar.es

Perseguir la arquitectura, preguntarle muchas cosas, zarandearla y obligarle a contestarnos.

Resulta difícil definir quiénes somos cuando es tan pronto y queda tanto por hacer. De tanto en tanto, como por ejemplo, ahora, se hace necesario saber hacia dónde queremos ir y por qué.

Nos gusta que la arquitectura genere un orden consistente en sus tres niveles de forma, materialidad y funcionamiento, aún conociendo que su duración en el tiempo puede ser la de un abrir y cerrar de ojos, pero sabiendo también que puede quedar en la retina para siempre. Se pone en práctica en un tablero de dibujo, la pantalla de un ordenador o en una servilleta y sin embargo se le exige siempre que sea capaz de aguantar los desafíos de la teoría que la sustenta y de su construcción física.

El núcleo de nuestro trabajo será siempre el mismo: ordenar con intención el espacio físico y el percibido, paisajes interiores o exteriores. La dificultad estribará siempre en lo circunstancial, el tiempo y nuestras propias limitaciones en cada presente.

Somos conscientes de que también incluimos nuestra propia capacidad imaginativa como una categoría más a las exigencias que nos vienen dadas, y en este sentido promovemos ‘nuestras’ propias ideas, inquietudes o lucubraciones dentro, fuera y de forma tangencial a la disciplina.

¿Cuáles son ahora las claves de nuestro trabajo? El aprendizaje como principio, la búsqueda como aspiración; el juego como lugar de trabajo, la diversión como fuerza productiva; el trabajo en red con otras personas y la transversalidad con otras disciplinas como potencial a explorar; la selección de nuestras referencias y la consciencia de nuestras influencias como proceso de crecimiento; la responsabilidad asumida de que lo que hacemos permanece y pesa en el cómputo total; la crítica a lo que hacemos no tanto como una carga sino como la única forma de mejorar en positivo; el entreabrir –sin romper- el velo del misterio que está detrás, y que aunque nadie sepa cómo se llama ni dónde está, existe, nos toca y nos conmueve.