Un camino, una plataforma, una estructura y una envolvente flexible. Un sistema de piezas que ligadas y ensambladas forman un conjunto que puede modelarse, adaptarse y crear conjuntos que crezcan indefinidamente. Sobre un espacio concreto o en una zona sin definir. Un patrón de juego en el que las fichas son los materiales y su composición crea la figura resultante en el paisaje.

El proyecto pretende crear a partir de una unidad mínima y unas piezas definidas pero adaptables, una serie de módulos que pueden distribuirse e incluso cambiarse de ubicación. El fin es crear un armazón que contenga el programa elegido en ese momento concreto, pero que en el caso de cambiar de uso o posición, el volumen se conserve como un espacio homogéneo con posibilidad de contener muchas y diversas clases de actividades (desde bares, exposiciones, guarderías, centros de ocio, etc).

La posición relativa en este caso es a lo largo de la rivera del Ebro a su paso por Zaragoza. Una zona sin personalidad ni uso que deja a la ciudad de espaldas a ella. Así pues creando un sistema interconectado de espacios y equipamientos, se forzaría esa mirada hacia el río y la actividad más potente discurriría a través de él. Como primer ejercicio, se plantea ese crecimiento en la zona del meandro de Ranillas, zona inundable junto a la Expo'08 que ahora sigue sin aprovecharse como pulmón verde de la ciudad. Una ocasión de experimentar con este sistema abstracto de composición de piezas y ejes de conexión, pero que puede extenderse tanto a lo largo de la ciudad, como a otros lugares totalmente diferentes y distantes. Una propuesta más bien abstracta y sin lugar, pero que permite adaptarse y consolidar espacios ahora sin carácter.