arrow-circle-down arrow-circle-left arrow-circle-up arrow-down arrow-left arrow-line-right arrow-right arrow-up ballon close facebook filter glass lock menu phone play point q question search target twitter
X
  • Aitor Ochoa Argany

    Concurso 2015
  • Aitor Ochoa Argany

    Concurso 2015
  • Aitor Ochoa Argany

    Concurso 2015
  • Aitor Ochoa Argany

    Concurso 2015
  • Aitor Ochoa Argany

    Concurso 2015

Valparaíso es una ciudad que no debería existir. Vivir en la altura no resulta, en el sentido occidental de la palabra, “útil”. A mis casi setenta años, sigo subiendo cada día las empinadas calles del cerro y las infinitas escaleras laberínticas. Trabajo en el puerto, y duermo en lo alto del cerro Florida, pero vivo en Valparaíso. Hijos y nietos de pescadores,  desde nuestras casas levantadas una y otra vez con tesón después de cada incendio, uno se resiste a abandonar el cerro. Valparaíso despierta en el plan, pero habita en sus cerros.

No debiera existir porque nadie se explica que uno siga empeñado en sudar el ascenso al descanso de su guardar, pero quien no lo sabe… el horizonte del pacífico es el lienzo que cubren nuestras cortinas, y como dijo el poeta alemán: “lleno de méritos, mas poéticamente habita el hombre en esta tierra”. Habitamos en la altura, habremos escalado nuestras casas a lo más alto, para poder lanzarnos de lleno al mar.

-diario ficticio de Pablo Neruda-

Un sistema de teleférico que une los cerros, convirtiéndolos por primera vez en protagonistas de su urbanidad, independizándolos del plan, para establecer una conexión transversal, desde la que poder otear toda la ciudad, cada cerro, cada casa, cada ventana y poder habitar el horizonte diciendo: “con permiso, Don Pablo”

Aitor Ochoa Argany

Estudiante
E.T.S. A - Barcelona - UPC
BARCELONA | ESPAÑA