Una capilla laica, reflejo de la búsqueda de significado implícita en la supervivencia humana. Un espacio para soñar y propiciar una experiencia sinestésica que, a través de la libre interpretación, construye a una realidad personal y única.  Las nociones de vacío y límite son fundamentales en el proyecto: Un vacío central es delimitado por un recorrido circular, un “Enso”, reflejo de lo eterno. Una arquitectura en la que continente y contenido trabajan conjuntamente.

El recorrido despoja progresivamente al usuario de los ruidos de la calle, olores, luces y demás sensaciones de cotidianidad, culminando el movimiento en un espacio vacío rehundido. La llegada se convierte en uno de los elementos más importantes, tanto físico como psíquico, (como sucede en ritos y celebraciones) y se trabaja la arquitectura para generar la transición. Una experiencia que se inventa a medida que sucede.