La localización escogida para diseñar un Cabannon es el Picazo, pequeño municipio conquense bañado por el Júcar, siendo además la tierra de mis abuelos y en la que desde pequeño he pasado los veranos.

El proyecto se emplaza en una colina ubicada al Norte del pueblo, ofreciendo unas vistas completas del mismo así como de su extensa huerta.

La definición volumétrica del Cabannon resulta de las premisas de lograr una visión sobre el pueblo, de respetar la forma y el flujo de la colina así como del entorno en que se emplaza y la de obtener privacidad respecto al camino desde el cual se accede.

Constructivamente se propone el empleo de un sistema tradicional de la arquitectura popular manchega: El Tapial. Mediante el empleo de la tierra, se genera un dialogo con el entorno, rescatando al mismo tiempo una tradición constructiva local que además reúne grandes cualidades a nivel energético y de confort.

La distribución se resuelve en tres niveles: el primero, con una zona estancial calefactada en invierno y aireada en verano en la que relajarse y recibir visitas; el segundo, una zona para la cocina y el estudio; el tercer nivel es el espacio reservado al descanso y aseo.