Muy próxima al pueblo de Dos Hermanas, se trata de una urbanización que buscaba distinguirse de otras mediante la calidad de la construcción de sus edificios y espacios abiertos. En la urbanización de La Motilla se encuentra también el Colegio Alminar, de Gonzalo Diaz Recaséns y Fernando Villanueva Sandino, cuya obra habría que inscribirla en la línea comentada. La comunicación de la urbanización con Dos Hermanas y Sevilla siempre ha estado sujeta a la N-IV, convertida en autovía en el trozo que unía ambos municipios. No obstante, la visión de la urbanización desde la carretera siempre ha sido mínima, evitando relacionarse con una autovía de intenso tráfico, ahora algo atenuado tras la realización de la variante de la N-IV entre Sevilla y Dos Hermanas.

La manzana tiene una forma rectangular, con una proporción próxima a la relación 1:3, siendo la de mayor dimensión de las proyectas en la urbanización. La alargada proporción incide en el proyecto distinguiéndose tres partes de dimensiones similares: los dos extremos ocupados por viviendas que casi delinean en planta un cuadrado, y la central, un vacío abierto a la calle Urbanización Residencial Motilla Nova, antigua Torre Greco, donde se sitúan las piscinas. La orientación noreste-sureste confiere a la manzana unas condiciones ideales para el uso de viviendas.

La altura es de cuatro plantas, al hacer uso de la tipología de doble dúplex. La forma lineal y la modulación de las viviendas denotan este sistema de ocupación, más perceptible en las esquinas que han de resolverse dejando un vacío al exterior que solo ocupan escaleras y terrazas. El último dúplex se encuentra retranqueado. En los jardines que encierran la hileras de viviendas se modificó la topografía creándose un suave movimiento inspirado en los juegos topográficos de las arquitecturas residenciales inglesas de los años 60 y 70 de James Stirling y Alison & Peter Smithson.