La vivienda colectiva de lujo constituye una categoría históricamente alejada del debate arquitectónico, tanto en España como en el resto de Europa. Si la causa de este desinterés seguramente es la consideración de la arquitectura como servicio social propia del Movimiento Moderno, al analizar la situación española deben tenerse en cuenta asimismo dos importantes factores: la influencia que ha tenido la asociación de este tipo de viviendas con la élite afecta al Régimen y los excesos de un desarrollismo desequilibrado, que provocaron que en una época en la que gran parte de la población malvivía en chabolas se produjese el auge de los pisos de lujo.
Este trabajo trata de desvelar las claves de una serie de edificios de vivienda colectiva de lujo acotados temporalmente dentro de un periodo de vigencia del Movimiento Moderno en España, desde 1955 hasta 1970. Se han estudiado las obras ‒no los autores‒ que suponen los modelos más logrados y atractivos de este tipo de vivienda. El persistente desinterés por este tipo de viviendas ha motivado otro de los objetivos de la investigación: realizar una recuperación patrimonial de unos edificios muy poco conocidos. Esta tesis no está basada en otros libros o publicaciones; constituye una investigación que ha generado su propia documentación mediante entrevistas con los arquitectos autores de los edificios estudiados, las visitas a estos bloques, la planimetría original y las publicaciones de la época. La documentación obtenida ha sido redibujada y manipulada técnicamente para exponer las claves de las obras analizadas.
Desde 1955 a 1970 España experimentó un gran crecimiento económico. Las ayudas extranjeras y los planteamientos impuestos con el Plan de Estabilización transformaron las estructuras decimonónicas del país, cuyos habitantes pasaron de tener un botijo en la acera de su casa a ser propietarios de un piso en la costa. Si la apuesta del Régimen por la propiedad de la vivienda respondió a objetivos económicos ‒dinamizar el mercado‒ y políticos ‒anestesiar a la población para contribuir a la estabilidad del país‒ cuya valoración puede ser objeto de debate, resulta indiscutible que una de las consecuencias de este planteamiento fue el desarrollo del sector inmobiliario. Mientras que entre los aspectos positivos de este desarrollo estuvo el que muchos de los mejores arquitectos de la época pudieron dejar plasmadas sus ideas sobre la vivienda y la ciudad, los peores inconvenientes fueron un desarrollo desequilibrado y un gran incremento de la especulación del suelo.
Tres son las características principales de este tipo de viviendas: representación, aislamiento y confort. Existe una cuarta cualidad, común a las citadas, la desconvencionalización. Los usuarios de estas viviendas aspiran a deseos en ocasiones divergentes, pues demandan los más altos niveles de confort y aislamiento al tiempo que exigen que los edificios transmitan una determinada imagen a la sociedad. Las operaciones destinadas a desconvencionalizar las viviendas varían según cada arquitecto, aunque todas ellas tienen como punto en común el rechazo a las soluciones habituales. En el siglo de la producción en serie la personalización es el lujo.
El eclecticismo propio del siglo XIX persistió en España durante el primer cuarto del siglo XX. La irrupción del Art-Decó supuso la única novedad estilística destacable del periodo anterior a la Guerra Civil. Esta novedad no se aprecia en la organización de la vivienda, cuya renovación fue realizada por dos excepcionales eclécticos: Secundino Zuazo y Luis Gutiérrez Soto. Un enfoque monumental y académico se impuso una vez finalizada la contienda. Inspirada en Juan de Herrera y Juan de Villanueva la vivienda trató de recrear el Madrid antiguo mediante el uso del ladrillo, el granito y la pizarra. El aperturismo político de los años cincuenta también supuso la llegada de nuevas corrientes arquitectónicas, dando como resultado una gran diversidad estilística.
Los siete edificios estudiados representan enfoques tan diversos como la arquitectura de sus autores. Todos ellos supieron dar una respuesta que satisfizo los deseos de los propietarios, confiando en los valores de la modernidad sin caer en historicismos, proyectando una arquitectura intelectual que excedió los planteamientos de la mera rentabilidad inmobiliaria. En un periodo en que la ciudad no fue más que un solar para ser construido, estos arquitectos construyeron un patrimonio de gran valor arquitectónico incorporando estrategias de proyecto de indiscutible vigencia.