La elaboración de los bolsos “cloro” surge del afán investigativo y de las posibilidades que dan materiales “poco nobles”, pero de gran resistencia y versatilidad, que son habitualmente utilizados en el mundo de la construcción.
Los materiales empleados son telas de sombreo de diferentes colores y texturas, telas para-vientos, de protección en andamios, metal, cuerdas, y como complemento tules de colores en forros y otros elementos no resistentes.
Cada modelo tiene su diseño exclusivo y manera de ejecución diferente a los demás. Al igual que en una obra de arquitectura hay que planificar el proceso de construcción y a la vez ser capaz de improvisar nuevas maneras de proceder para seguir adelante con la creación y llevarlo a buen puerto.
Es un buen ejercicio mental y manual, para ver el orden que requiere la ejecución de las cosas, y que el cuidado que se ponga en ello repercute directamente en la obra acabada.
La creación se desarrolla de manera muy natural, surgiendo de los propios materiales, y solo siendo necesaria la realización previa de patrones en casos concretos...
Los bolsos se adaptan a entornos y situaciones diferentes y los diseños inspiran practicidad e individualidad. Nuestra aproximación a la moda es fresca, son diseños divertidos, utilitarios, y sobre todo atemporales, porque su principio no atiende a las modas existentes en el momento, de hecho aún nos siguen preguntando por bolsos de creados en el 2002.
Fruto de esta primera iniciativa, que coincidió con el verano del año 2002, surgió la idea de hacer otra colección para el invierno con materiales más calientes, pero de igual manera descontextualizados, como mantas palentinas, mantas del ejército, y mantas habitualmente utilizadas en las mudanzas.
Hemos trasladado la experiencia adquirida en el desarrollo de estos pequeños trabajos a otras escalas de nuestra profesión, de manera que los resultados de todo lo que hacemos, sea lo que sea, conservan ciertos toques artesanales.