Ha pasado casi medio siglo desde la primera concesión de los Premios COAM en 1972, y desde entonces hasta  ahora múltiples y variadas obras producidas por los arquitectos, en el ámbito de la edificación, urbanismo, diseño,  investigación y publicaciones, han sido objeto del reconocimiento colegial, convirtiéndose en el mejor escaparate  de la profesión, fundamentalmente en Madrid, a lo largo de dicho periodo.  Además, los Premios COAM son considerados como un valor a la hora de incluir muchos de estos edificios y  actuaciones urbanas reconocidos en las guías y otras publicaciones de arquitectura, en la historia crítica más reciente, en suma, la que transita entre los siglos XX y XXI. Pensemos en lo que supone esta vinculación entre  premio e historia para el caso de las Torres Blancas de Francisco Javier Sáenz de Oíza, el Edificio ITI de Ramón  Vázquez Molezún y Felipe García Escudero, la Escuela de Formación Profesional en la calle Costa Rica de Fernando  Mareno Barbera o La Adriática de Javier Carvajal, por citar algunas de las obras premiadas de maestros  ya desaparecidos.  La lista sigue engrosándose año tras año y nos hace pensar que tal como aquellas, las obras premiadas en esta  edición 2021 serán un referente para el futuro más o menos cercano, capaces de explicar la evolución de la arquitectura  madrileña y española.  Así, en los Premios COAM 2021, que en este libro presentamos, se contabilizan dos primeros ex aequo, dos  adicionales con sus correspondientes menciones, tres Luis M. Mansilla y dos menciones del mismo, tres de lnteriorismo,  cuatro de Difusión con siete menciones, uno COAM +10 y cuatro Emergentes.  Creemos que todos estos premios dan buena cuenta de la arquitectura madrileña reciente, y el compromiso del  Colegio no solo por seguir reconociéndola, sino también por tratar de difundir aquellas actuaciones que no se  encuentran en la Comunidad de Madrid o reflejan la diversidad actual del ejercicio profesional.  Un capítulo especial, que recoge también esta edición, es el de recoger la labor de los jóvenes arquitectos menores  de 35 años con hasta cuatro premios, como se ha referido, una generación de profesionales a los que la Junta  que presido quiere prestar la máxima atención, integrándoles en la vida colegial y alentando sus carreras, desde  el lógico convencimiento de que en sus manos está la calidad de la arquitectura del mañana.