La configuración de la fachada fluvial en el Paseo de Colón y la apertura y remodelación de la avenida de la Constitución implicaron numerosas intervenciones en su entorno, entre las que se encuentran la calle Adriano, Antonia Díaz o García de Vinuesa en el barrio del Arenal.

La parcela, de forma triangular, se sitúa justo a las espaldas de la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería. La resuelve al arquitecto, por encargo de D. Felipe Cubas, mediante un edificio de tres plantas de altura de dos crujías de fondo paralelas a las calles Adriano y Pastor y Landero y de una paralela a su única medianera, quedando la planta baja destinada a comercios y las dos superiores a viviendas, con tres escaleras de distribución. Dada su posición de esquina, el arquitecto enfatiza la perspectiva de la calle para mostrar el edificio mediante el pronunciado vuelo de las dos plantas superiores.

Revestido de estuco amarillo en el que practica un avitolado en las dos plantas superiores para enfatizar la horizontalidad del edificio, ordena sus huecos en una composición neoclasicista mediante la superposición de arcos carpaneles en planta baja, de medio punto en primera y adintelados en la segunda, con un pretil coronando la composición. Destaca la azulejería, con motivos florales e incluyendo abejas, mariposas, libélulas o caracoles, rasgos que denotan la influencia, aunque sea meramente a efecto decorativo, del modernismo, característico en esta primera época del autor y del siglo.