Concéntrico
Concéntrico, Festival Internacional de Arquitectura y Diseño de Logroño, comenzó en 2015 como un laboratorio de exploración urbana con vocación internacional. Anualmente propone intervenciones que cuestionan el uso del espacio público, investiga sobre nuevos espacios urbanos tratando de ampliar el foco de interés y los temas que plantea.
Se estructura como un proyecto colectivo que trabaja con instituciones asociadas comprometidas con el desarrollo cultural, educativo, urbano y medioambiental de las ciudades. Los colaboradores, de ámbito local, regional, nacional e internacional, apoyan la visión, las estrategias y la investigación de Concéntrico, y garantizan que los programas tengan un amplio alcance e impacto.
Usos temporales. Usos sociales
La ciudad debe ser flexible, capaz de transformarse, albergar nuevos usos. ¿Qué hay más efímero que un mercado de pimientos [10] sobre una plaza? El comercio ha sido un recurso con su imperante necesidad de espacio, de presencia para fomentar el intercambio, pero ¿y si el intercambio es social?
Una de las estrategias es trabajar en la escala de los espacios públicos o, más bien, re-escalarlos para proponer usos alternativos. O directamente, para proponer usos. En ese trabajo, lo doméstico ayuda a traducir: una mesa, una fuente o hasta un soporte que delimita y es escenario de la vida cotidiana, como en la Hoja [11] de Fahr 021.3 sobre la iglesia de San Bartolomé.
Temporal vs efímero. Ritos y actos tradicionales
La fiesta es un acto de celebración compartida. En un contexto en el que se fomenta lo individual, la propiedad privada, lo común es un acto subversivo. Ahí aparece el juego como una herramienta para ponerlo a prueba, desde la tradición del baile popular a los desfiles de gigantes y cabezudos, se genera un espacio en el que las reglas quedan difuminadas y las personas se convierten en protagonistas.
Ese posicionamiento transversal, inclusivo de una sociedad diversa, entronca directamente con la tradición: la fiesta, celebración de origen popular que ha empleado elementos arquitectónicos para manifestar una identidad. Son símbolos comunes que traspasan su propia materialidad para crear un sentimiento, de unidad, de pertenencia. Una memoria vinculante a un lugar y a un tiempo concreto.
En las Fiestas de San Bernabé, en Logroño, el arco [12] era el recurso. Un arco cambiante, que ha ido trasladándose en su ubicación y forma, que representa el homenaje, lo compartido en conversación con la ciudad.
Esa temporalidad no se traduce en algo efímero, permanece como un rito constante sobre el que aprender, evolucionar, gracias a su cadencia anual. De esa estrategia parte Concéntrico y se manifiesta estableciendo nuevos “arcos” de lenguaje contemporáneo que puedan ser respuesta del tiempo actual, como Ringdeluxe [13] de Plastique Fantastique o la esfera de Spy [14] en el óculo de la nueva estación intermodal. En esa situación homóloga, los temas no serán los mismos, sino que se abrirán planteamientos que nos enfrenten a los debates urbanos actuales: la movilidad, el empoderamiento, la inclusión y la identidad.
Identidad en espacios públicos
La representación de la ciudad bebe de la historia y la tradición pero ¿qué nos hace identificarnos con un lugar? ¿Qué códigos puede aportar la arquitectura y el diseño para contemporizarlo?
Si en los 50, la ciudad derribaba un antiguo quiosco [15] del parque central para transformarlo en un cascaron de hormigón ahora, ¿cómo podemos dialogar entre tradición y modernidad para incluir a las nuevas generaciones? Ese es el desencadenante de propuestas como Cielo oscuro [16] de Matali Crasset.
El diseño urbano debe ser esa herramienta para fomentar la integración. Tendemos a lo conservador como punto de encuentro mal entendido y cuando algo no evoluciona al ritmo que su sociedad, acaba expulsándola. Quizá no desde algo objetivo y físico, pero sí al alejarse de una estética que pueda responder a las necesidades actuales. Iza Rutkowska con Estatua ecuestre [17] frente al monumento a Espartero desvela muchas de estas cuestiones. La ciudad es una constante negociación, y en esa discusión no se puede responder siempre los intereses de unos pocos.
Patrimonio, religión e identidad. Materiales / Textiles / Colores
El peso de la historia nos lleva una imagen arquetipo de la ciudad y sus monumentos. La religión y sus edificios ha estructurado durante años el crecimiento de la urbe y más en su ámbito de representación e identidad. Sin negar su valor, se trabaja en traducir su relevancia a partir de una confrontación material, de lo pétreo y sólido a lo textil y fluido. Ocupar un volumen para desvelar la escala y entablar un diálogo de iguales, como La cúpula [18] de Mattelo Ghidony y Enrico Dusi frente a la catedral de La Redonda.
A partir de este trabajo con los materiales y el color, planteamos configuraciones alternativas a los lenguajes conocidos en el espacio público. La carpa, el ladrillo, manifestaciones populares que traducen la memoria que de ellas tenemos en un nuevo uso abriendo la capacidad de imaginación.
La idea del pabellón vs. lo colectivo y cooperativo
Uno de los recursos más habituales en esta idea de celebrar y conmemorar ha sido la construcción de un pabellón, entendido como icono que representa por sí mismo.
En confrontación con lo más construido, encontramos los procesos que fomentan lo colectivo y cooperativo como principal interés de desarrollo. Se han planteado múltiples estrategias que han ido profundizando en ello, desde el formato pero también en cuanto a los temas: el bricolaje para valorar la vida útil de un mobiliario domestico, el objeto de diseño como idea de suvenir contemporáneo, un oasis de insectos que nos plantea la biodiversidad en las ciudades, o la silla como recurso con el que ocupar la calle sin reglas.