‘L’avion a tué la troisième dimension, la hauteur’.1
El trazado de las cubiertas del Museo de Madinat-al-Zahra contribuye a armar el paisaje de la ladera del Yabal al-Arus. Forma parte de un grupo selecto de intervenciones que manejan conscientemente el paisaje como una pizarra en la que cada nuevo trazo puede eliminar, diluir o resaltar las marcas anteriores.
En una reciente intervención Enrique Sobejano desbrozaba las claves que han animado esta brillante obra, cuyo argumento principal gira en torno al papel que desempeñan las cubiertas en la nueva arquitectura, reemplazando a la función como plan generateur, evidenciando un entendimiento tridimensional de la obra.
Efectivamente, hoy la descomposición clásica en planos horizontales ha sido ampliamente superada, desbordada por sistemas que nos permiten pensar, desarrollar y construir el proyecto como realidad tridimensional, un objeto cuyo éxito radica en la capacidad para integrar el paisaje del que participa.
En esta nueva comprensión del proyecto los límites entre arquitectura y escultura se diluyen. Asistimos así en la arquitectura reciente a un especial interés por la obra plástica y a procesos de traslación o escalado que pueblan nuestras ciudades con habitadas obras a lo Oteiza, Lootz, Smith o Holt.
Mencionaba Sobejano el privilegio del fotógrafo que había retratado Medina…creo que se equivocaba. La visión aérea es hoy una herramienta cotidiana, democratiza una nueva mirada sobre la realidad. Precisamente en la percepción del territorio que nos rodea como un hábitat global y, paralelamente, en la transformación hacia lo escultórico del proyecto contemporáneo, ha incidido notablemente la progresiva adaptación a la visión desde la altura, la mítica conquista de los MIL PIES.
Sin embargo en la bibliografía actual hay un cierto remanso en este tema, e incluso algunos diques que han insistido en restar importancia a esta realidad. La investigación desarrollada en la Tesis pretende contribuir a establecer algunas hipótesis sobre la trascendencia de la conquista de la altura en el desarrollo de la ciudad contemporánea y su arquitectura.
Para ello se atiende especialmente al momento en que, superada la fascinación por el avión como máquina o el aviador como héroe, el arquitecto se embarca en una experiencia perceptiva fascinante: el descubrimiento del mudo desde la altura. De esta manera, el centro del trabajo se sitúa en los años comprendidos entre 1909 (primeros encuentros aéreos europeos) y 1947 (publicación por Le Corbusier del artículo ‘Urbanisme et aéronautique’), momento en el que podríamos situar una clara asimilación de esta nueva percepción. Extensiones temporales previas (hacia las incursiones de los geógrafos en la comprensión de la mirada aérea) y posteriores (con el acercamiento a la definición del Aerial Art por Robert Smithson y el proceso de artealización del territorio) completan el trabajo.
Su marco puede establecerse en las miradas amplias de Cohen, Besse o Maderuelo, sin dejar atrás aportaciones clásicas en el estudio de la geografía humana como las de Troll o De la Blache. Desde nuestra disciplina, las referencias clásicas de Von Moss, Framptom, o Mc Leod se han complementado con un reciente abanico de trabajos de investigación inconexos: Whol, Maestripieri, Boyer, o Duempelmann.
La narración discurre a través de episodios sugerentes: el paseo de Lambert por el cielo de París en 1909, contemplado por un joven Le Corbusier; el primer vuelo de D’Annuncio durante el meeting de Brescia ese mismo año; el viaje entre Boston y New York, a los mandos de un avión, que realiza Fuller en 1922; la beca que lleva a Markelius a recorrer los aeródromos de Europa en el verano de 1927; la incorporación del explorador Smithson al equipo de diseño de las ‘nuevas pirámides’ del siglo XX: el aeropuerto de Dallas-Fort Worth ; …… son sólo fragmentos que ayudan a comprender la trascendencia de esta experiencia de la altura, discurriendo entre la emoción, el vértigo, la sorpresa y el relax.
Fragmentos que permiten contribuir con una base histórica para comprender el camino de investigación espacial que ha experimentado la arquitectura, aventurado por Moholy-Nagy:
‘La próxima etapa será la creación espacial en todas las direcciones, en una continuidad. [...] A este respecto, la aviación juega un rol especial. Desde un avión aparecen nuevos panoramas. Lo esencial es la vista a vuelo de pájaro, que es una experiencia más completa del espacio, y que modifica la idea previa acerca de las relaciones arquitectónicas’.2
NOTAS
[1] Le Corbusier, ‘Urbanisme et aéronautique’, en Techniques et Architecture, Year VII, n° 9-12, 1947, p 466
2 Moholy-Nagy, László, Von Material zu Architektur. Bauhaus Bauhausbuch 14, Dessau: 1929. p 106