El control sobre la incertidumbre, la previsión ante el cambio y la capacidad de aceptar fluctuaciones inesperadas, son conceptos que se han establecido como representantes de nuestra contemporaneidad. De la misma manera, la arquitectura requiere adaptarse, como medio y objetivo, a la inestabilidad y complejidad creciente de la sociedad hipermoderna, para contrarrestar su fragilidad.
Así, si definimos como frágil aquello que se rompe fácilmente ante cualquier cambio o acciones que socavan su integridad; entonces, contrariamente, podemos establecer que lo antifrágil es aquello que no solo no se rompe, sino que mejora con el desorden.
La “Antifragilidad” es un término acuñado por Nicholas Taleb (2012) para definir aquellas cosas que salen beneficiadas de la crisis, prosperan y crecen al verse expuestas ante las alteraciones y la incertidumbre. La resiliencia es la capacidad de permanecer inalterable frente a perturbaciones, la aptitud de aceptar y volver a su estado inicial cuando ha cesado la situación adversa. Sin embargo, lo antifrágil, no solamente supera los cambios, sino que mejora, se beneficia y evoluciona gracias al desorden y la entropía.
Ser antifrágil es emplear las sinergias de lo real en beneficio propio, de tal manera, que los inconvenientes y dificultades, pasan a convertirse en oportunidades de proyecto. Supone aprovechar las contingencias y los procesos que son dirigidos por la tendencia natural de la entropía, y que pueden ser incorporados en el proceso del proyecto, sin la necesidad de llegar a ejercer un control absoluto sobre ellos.
Esta investigación analiza las capacidades evolutivas del proyecto arquitectónico contemporáneo en cuanto a su relación con la entropía, donde elementos de desorden y su adecuación sirven como catalizadores para la producción arquitectónica. Mediante una visión poliédrica desde diferentes campos, se establecen tres marcos operativos y tácticos en cuanto a la vinculación de la arquitectura con la incertidumbre: [1] Gestionar, [2] Interferir y [3] Generar.
El objetivo de este estudio es ofrecer un catálogo de tácticas de proyecto, una caja de herramientas que ayuden a generar una arquitectura más dialéctica, una arquitectura antifrágil, que encuentre oportunidades en las dificultades; que mejore y evolucione gracias a incorporar en su esencia la complejidad de la vida.