Me interesa como y qué nos lleva a tomar las decisiones, la excepcionalidad de la sistematización, las dimensión de las cosas, la precisión y el rigor imaginativo. Me interesa el proceso. El resultado debe poder ser entendido como un punto estacionario más de éste. Me fascina la capacidad de evolución del proyecto debido a la acumulación periódica de condicionantes históricos, funcionales, constructivos, de significado, de confort, económicos, sensoriales, matéricos, energéticos, geométricos...objetivos o sujetivos, pero rigurosos y catalizadores de la calidad espacial.

De este modo, la forma no es más que una herramienta para lograr requerimientos ajenos a ella, bien lejos de la imagen. Detesto la banalización en la que ha caido la arquitectura, limitándose  a radicales i únicas ideas renderizadas. La arquitectura requiere de la imaginación precisa y no del descontrolado imaginario que se está potenciando en momentos de crisis ideológica en la profesión. Requiere saber actuar con el tono adecuado en cada situación.

Persigo  la expresión del proceso constructivo, la explicación del pensamiento en la obra realizada mediante la hábil superposición de capas, dónde la construcción deviene el escenario de la confección habitable (capacidad mutable según usos y usuarios). Para ello, requerimos de especificidad flexible definiendo la necesidad de una arquitectura capaz de absorber la contradicción, cómo elemento definidor de la sociedad en la que vivimos.

Asimismo, me preoucupan y me disgustan los estilos y las etiquetas. No creo en la categorización de las cosas. Prefiero la complejidad y el caos regido por el orden interno...invisible, intransferible mas interpretable.

Cada vez más, mis objetivos se expanden en vez de focalizarse y me adentro en mundos ajenos a la arquitectura.  Así, la paradójica desespecialización que está sufriendo la ciencia...la recuperación del conocimiento global dónde los límites entre matemáticas, biología, neurología, física e incluso filosofía son cada vez más difusos, es ahora un tema de mucho interés para mí. Me pregunto cómo, una profesión de tradición tan global como la arquitectura, pero que tiende a la necesidad del respaldo de los especialistas, puede participar e influenciarse de tal acontecimiento. Creo que la arquitectura debe expandirse de nuevo y ser capaz de recuperar el papel social que debe asumir. La necesaria contribución a la culturización de la sociedad informatizada pasa por saber ser capaz de desarrollar estratégias encriptadas y emotivas; y amables a la vez.