La intervención propuesta se enmarca en la semana festiva Temps de Flors que se promueve anualmente en Gerona, en la que la ciudad se engalana con múltiples intervenciones de carácter efímero para celebrarse a sí misma y, de paso, celebrar la incipiente primavera. En ese contexto, algunos lugares acostumbrados de la ciudad quedan súbitamente tranformados.
La calle Cúndaro, lugar de nuestra intervención, es en realidad una escalera angosta y alargada que conecta dos calles de la antigua judería cercanas a la catedral y, por tanto, un lugar de paso frecuentado día y noche durante esos días bulliciosos.
La estrechez del lugar, la presencia imponente de las fachadas, la voluntad de mantener inalterado ese contexto y, por tanto, la necesidad de recurrir a elementos que remarcaran por oposición -a modo de proyección en negativo de todo aquello que nos parecía consustancial al lugar- determinan nuestra propuesta: apresada, aérea, informe, blanda y capaz de hacer manifiesta su condición a la vez efímera y artificial.
Con esas premisas, se recurrió al uso de globos sacados de su escala habitual, capaces de tomar la forma misma de la fisonomía de sus límites y de aportar, además, un querido extrañamiento a ese lugar emblemático.
En esa línea se pretendía también que el aspecto nocturno de la intervención pudiera relacionarse con la preexistencia y aportar una sensación desacostumbrada al recorrerla. Por eso, concebimos los globos simultáneamente como enormes luminarias urbanas capaces de emitir una luz punteada pero a la vez difusa y espectral a través de la lámina de color, que transfería un gradiente cambiante a los paramentos y los peldaños, habitualmente poco iluminados por un farol más bucólico que efectivo pero de cierto encanto que quisimos respetar e incorporar, aceptando ese carácter de interferencia efímera que sólo desde su conciencia de huésped busca el diálogo con lo que allí habita ya por largo tiempo.