arrow-circle-down arrow-circle-left arrow-circle-up arrow-down arrow-left arrow-line-right arrow-right arrow-up ballon close facebook filter glass lock menu phone play point q question search target twitter
X

Como las cuevas, yacimientos y canteras a cielo abierto la propuesta concibe un volumen abierto al entorno y a los visitantes que recoge espacios públicos en diferentes niveles y que abraza e invita a los visitantes a recorrer su interior exteriormente.  El proyecto se articula a través de una espiral ascendente de carácter pétreo que simboliza la evolución del ser humano desde sus inicios prehistóricos hasta la actualidad. El progreso de la humanidad parte de un espacio cavernoso representado por el paso por debajo del gran voladizo del volumen que mira a la bahía, ascendiendo a través de la historia, por el patio abierto generado por la propia forma del volumen, hasta desembocar a cielo abierto en una gran terraza. Esta espiral acogerá todas las dependencias del museo y con su forma abraza al visitante generando una nueva plaza que sirve no solo de acceso al museo sino también como nexo de unión entre la bahía y el resto de la ciudad. 

La espiral de piedra genera en la zona Norte un pódium sobre el que se apoya cómodamente el bloque oficinas. De esta forma se generan dos volúmenes diferenciados claramente en su materialidad y su geometría. El volumen principal del museo de carácter estereotómico, en espiral ascendente, con formas irregulares y con un gran gesto para generar un voladizo orientado a la bahía. En este volumen se produce un corte de forma diagonal siguiendo la estela de una escalera de la misma forma que se producen en las minas a cielo abierto entre las zonas explotadas y las que aún no se ha intervenido. Este corte se materializa por el uso de hormigón con un acabado más pulido y una textura menos granulada y contribuye a la disminución de la escala del edificio en la trama urbana.

Por otra parte se plantea un segundo volumen en la zona Norte como un prisma regular de carácter metálico y transparente que acoge a las oficinas. Este bloque que se levanta sobre el pódium generado por el volumen principal y en el punto de unión entre ambos el bloque de oficinas se retranquea y se hace totalmente transparente para acentuar la separación entre ambos. El proyecto por tanto es legible para todos los visitantes: dos programas, dos volúmenes, dos materialidades, dos lenguajes y dos zonas de acceso.

Como en una mina a cielo abierto, el movimiento generado por el volumen en esta espiral es recorrido paralelamente por el visitante para remontar desde la zona de la escalinata hasta coronar en la terraza elevada con vistas a la Bahía. Este itinerario abierto, parte y desemboca en el mismo punto pero con una diferencia de cota de unos 21 m. y pretende destacar el carácter público del museo y su relación con la ciudad de Santander originando vistas principalmente a la bahía pero también a otras zonas de la ciudad,  así como erigirse en una puerta de acceso al barrio de Tetuán y la parte alta de la ciudad. Podemos destacar diferentes zonas de este recorrido que se describen a continuación desde la zona más baja a la más alta:

  • Escalinatas. Estas escaleras conectan la esquina más próxima a Puertochico con la plaza del museo y el pódium de las oficinas.  Al igual que se ha visto en mucho ejemplos en la historia de la arquitectura como en la Plaza España en Roma, una escalinatas funcionan como un auténtico anfiteatro al aire libre para deleitarse de las vistas a la bahía y la ciudad. Además esta disponen de una orientación Sur para disfrutar del sol a mediodía y a la vez se encuentran cubiertas en parte con lo que su uso se puede extender a los días lluviosos. Estas escalinatas hacen que la plaza del museo se extienda hacia Puertochico y hacia el pódium de las oficinas originado un espacio público fluido en distintos niveles.

 

  • La plaza del museo. Es la plaza principal del proyecto desde la que se accede a todas las áreas públicas del mismo. Es un espacio diáfano abierto al cielo de proporciones cuadradas y que se abre al Este y Oeste por el hueco entre el bloque de oficinas y el volumen del museo. De forma diagonal y por debajo del voladizo dispone de vistas a la bahía. El volumen del voladizo sobre las escalinatas enmarca la entrada a la plaza del museo como si de una autentica puerta de acceso se tratase.   Ascendiendo y rodeando la plaza se sitúan las escaleras que conectan el pódium de oficinas con la terraza elevada. Esta plaza es accesible para personas con movilidad reducida a través de un ascensor situado junto a la parada de autobús cercana.

 

 

  • El pódium de las oficinas. Es la plataforma que da acceso al bloque de oficinas. El perímetro del volumen se puede rodear y continuar hacia la esquina opuesta donde se sitúa la escalinata. El acceso a las oficinas se dispone de forma elevada en la calle Casimiro Saiz disfrutando también de grandes vistas sobre la bahía y la propia calle. El mismo ascensor que da acceso a la plaza del museo desde la parada de autobús, da acceso al Pódium. Además, se puede acceder a dicho pódium a nivel de calle en por la esquina Noreste de la parcela.

 

  • La terraza elevada. La terraza que se sitúa encima del museo es de carácter público y desde ella se puede observar fantásticas vistas a la Bahía de Santander y al centro de la ciudad. A ella se puede acceder utilizando las escaleras que rodean a la plaza del museo o bien utilizando un ascensor que da acceso también a la cafetería del museo incluso cuando éste esté cerrado. Disponer de una terraza de estas características hace que su uso atractivo para tanto para turistas como los propios habitantes de la ciudad generando un enclave único para disfrutar de la ciudad desde cierta altura. La terraza también es utilizada por la cafetería como zona exterior.

Un nuevo icono en un enclave único.

Integración en el entorno urbano.

La parcela elegida para la nueva localización del museo tiene unas características únicas en la ciudad, ya que se encuentra en la concurrencia entre Puertochico, el inicio del túnel de Tetuán y el final del paseo Pereda. Un enclave céntrico y único en la ciudad de Santander. A diferencia de los dos grandes iconos culturales de la ciudad como son el Palacio de Festivales de Cantabria y el recientemente inaugurado Centro Botín, la parcela no se encuentra situada directamente en la primera línea de la bahía, sino en una segunda línea de la trama urbana. Este hecho hace que el nuevo edifico sirva de puerta de entrada al barrio de Tetuán y las zonas interiores de la ciudad y actué como nexo de unión entre las zonas altas de Santander y la bahía. Santander se origina y se articula alrededor de su bahía pero es mucho más que la primera línea, y la nueva ubicación del nuevo museo puede servir como catalizador de zonas menos visitadas de la ciudad.

La propuesta volumétrica del edifico parte del análisis exhaustivo de todos los condicionantes de la parcela y pretende dar respuesta a esta situación intermedia entra bahía y el centro de la ciudad. En primer lugar se ha fragmentado el volumen para dar continuidad a la escala del entorno. Se ha rechazado la simple extrusión de la superficie total de la parcela por el carácter masivo que tendría el volumen y la no relación con su contexto. De esta forma se originan dos volúmenes bien diferenciados tantos por características formales como por su materialidad. En la zona Norte de la parcela y paralelo al Paseo Canalejas se sitúa el bloque de oficinas. Con unas dimensiones de 57 por 21 metros en planta se asemeja a las dimensiones del Colegio de los Escolapios y su posición en planta da continuidad a la estructura de la calle hasta desembocar en la calle Casimiro Sainz.

En la zona Sur se ubica el volumen del museo en una especie de L facetada alineada a las calles Juan de la Costa y la Calle San Vicente de la Barquera. El volumen desciende progresivamente desde la esquina de la calle Juan de la Cosa con la Calle Casimiro Sainz hasta la calle San Vicente de la Barquera donde se transforma en un pódium sobre el que se levanta el volumen de oficinas. Dicho podio se continúa en la calle Casimiro Sainz originando las escaleras que dan acceso a la plaza del museo. En definitiva, el volumen del museo se asemeja a una espiral que parte de la cota de la calle en la esquina más próxima a la bahía y va creciendo en altura hasta originar un gran gesto que vincula el edifico con la Bahía de Santander. Este movimiento del volumen es acompañado por una circulación pública que conecta todos los espacios abiertos a la ciudad disponiendo diferentes visuales a distintas partes de la ciudad desde diferentes cotas.  

Volumétricamente, se respetan las alturas máximas delimitadas en la Ficha del Área Especifica 129.2 del PGOU de Santander. Por lo tanto en la zona Norte de la parcela, el bloque de oficinas se levanta hasta una altura maxima de 28.30 m. En la zona Sur y Este el volumen del edificio se erige hasta la altura máxima permitida de 21.90 m. Sobre esta cota se ubica una planta ático, retranqueada del perímetro de parcela y dentro del plano formado por una ángulo de 30º desde la altura máxima de coronación del volumen. La zona del retranqueo es la que se utiliza como terraza elevada pública y de la cafetería, mientras que el ático acoge la cafetería y la reserva visitable y una zona multiusos.

En un proyecto de un marcado carácter público como el que nos compete es de gran importancia el funcionamiento de la planta baja. En este caso debido a las diferencias de cota en las calles colindantes, podemos establecer tres niveles de plantas con conexión directa con la calle, que se les dota de diferentes características pero a la vez esta conectados entre sí por una cascada de escalera y un ascensor que garantiza el acceso de las personas con movilidad reducida a todos los niveles. Comenzando desde la parte más baja a la más alta, los distintos niveles son las siguientes:

-        La planta -1 en el proyecto, pero que únicamente en la calle Juan de la Cosa emerge como planta baja. Desde esta calle se plantea el acceso conjunto al garaje de vehículos y al muelle de carga del museo a través de un rampa que conduce al nivel -2. Se ha decidido desplazar el acceso al aparcamiento a esta calle con el fin de no interrumpir el carril bici y la acera peatonal de la calle Casimiro Sainz y evitar una salida y acceso de vehículos a la calle Casimiro Sainz.

-        La planta 0 en el proyecto que supone la planta baja principal del proyecto. Se encuentra a una cota elevada respecto a la calle Casimiro Sanz que va en ascenso para generar una gran escalinata que sirve como anfiteatro abierto y cubierto que mira a la bahía y en segundo lugar para originar un piano nobile por encima de la calle para mejorar las vistas desde la plaza y dotarla de cierta autonomía. Esta planta articula todos los accesos a las diferentes estancias del museo. La plaza aglutina todas las entradas de carácter público, mientras que en el Paseo Canalejas se produce el acceso al área interna.

-        La planta 1 que se levanta sobre la cota actual de la esquina entre el paseo Canalejas y la Calle San Vicente de la Barquera. En esta altura se establece el acceso a las oficinas. El perímetro del bloque de oficinas se retranquea en esta cota para permitir circular alrededor de él y garantizar la permeabilidad descendiendo desde la esquina citada hasta la esquina opuesta.

  • Información
  • Autoría

    Clasificación / Tipología

    Lehiaketa

    Ubicación

    Kalea Casimiro Sainz Santander | Santander
    KANTABRIA | ESPAINIA

    Otra información

    Fecha Inicio: Mayo 2019
    Superficie construída: 25000
    Coste/m2: 1300

Participaciones en arquia / próxima

VII Edición 2018-2019