ESPAÑÓPTICO: siete agentes involucrados en la crisis inmobiliaria: un arquitecto, un banquero, un concejal de urbanismo, un ciudadano especulador y un jurado de reconocido prestigio, son condenados a convivir en siete habitáculos de 30m2con diseños diferentes y particulares para cada uno. Cada diseño está basado en el papel que jugó dicho personaje en la crisis, dándole a cada uno “su propia medicina”. Estos mini pisos-celda están situados en el centro de un gran cráter, que conforma un perímetro cubierto por las pieles prototípicas que nuestros personajes sembraron en España: ladrillo cerámico y paneles de colores. CONTRASTE: el perímetro se halla horadado en ciertas zonas, obligando a los prisioneros a observar la belleza de la naturaleza exterior manchada con las pieles de colores y ladrillo, símbolo de la gran estafa de la construcción de la pasada década. PENITENCIA: Tras la piel simbólica se dispone un deambulatorio desde el que los turistas, personas estafadas durante la burbuja inmobiliaria, pueden observar a los estafadores en el centro del cráter, como si se tratase de un panóptico invertido: los estafadores son los prisioneros y los turistas, los vigilantes. Así, nuestros presos deben soportar la constante humillación de ser observados por sus víctimas. Además, son condenados a contemplarse entre sí sin tocarse, conscientes de estar inmersos en un lugar de gran belleza natural inaccesible tras la pared de su propia obra, mientras sufren las incomodidades de sus habitáculos, fruto de su propia codicia.