“... En una montaña hay mucha gente que trabaja , y a ellos, a los canteros que están organizados para sacar la piedra de la montaña, nunca se les ha planteado el que cuando sacan la piedra, están realmente metiendo el espacio dentro.”
Eduardo Chillida
La parcela situada en una zona de ensanche, sin referencias concretas y sin un espacio urbano aún consolidado, sugiere un cuerpo a la escala de la situación urbana. Sin embargo, las condiciones que imponen los retranqueos obligan a acomodar el volumen por varios de sus frentes. De esta condición nace la estrategia del proyecto: conseguir un objeto que, aún fragmentado, sugiera una forma originaria mayor, como una gran piedra tallada.
Se plantea un volumen de ocho plantas hacia la calle que se recorta hasta las cuatro plantas hacia el futuro espacio libre que dotará el área. Del lado de la calle, el frente de cuatro plantas acoge un espacio público de entrada al edificio y lo relaciona con el espacio interior de la parcela, más doméstico. El espacio libre del lado de la calle se piensa austero, a la escala de la ciudad. Hacia el interior, se busca crear un ambiente más variado de reflejos, luces y sombras.
El volumen alberga doce viviendas en las cuatro primeras plantas, una decena en las siguientes y cuatro viviendas rematan el edificio en el ático. Se busca la unidad de la planta como un todo compacto. Las viviendas se agrupan mediante un distribuidor común y dos núcleos de comunicaciones que conectan las viviendas con dos plantas de garaje y trasteros bajo rasante. La vivienda se estructura en dos bandas. Del lado del corredor se agrupan las instalaciones, dejando los espacios vivideros del lado de la fachada. Gracias a este esquema, se plantean unas viviendas flexibles existiendo, en todas ellas, la posibilidad de integrar un dormitorio al salón para responder a las diferentes necesidades de los propietarios a lo largo de la vida.
En el interior del edificio una serie de patios en fachada iluminan los corredores de acceso a las viviendas y los relacionan con el exterior, a la vez que reducen la escala del volumen hacia el espacio interior de parcela. En el exterior, los recortes en el volumen dan lugar a espacios exteriores de relación sobre el mismo edificio.
El concepto de estandarización está presente en todos los aspectos del proyecto: desde la organización de la planta mediante la adición de tres tipos que se repiten hasta la utilización de materiales prefabricados de formato estándar como los paneles de fachada. A su vez, el contexto industrial sugiere la utilización de materiales duros y procedentes de la industria. La fachada a la calle se resuelve con paneles de grc de gran formato y de aluminio hacia el espacio interior. El movimiento de las carpinterías en ambas fachadas y la dimensión reducida de los huecos de fachada buscan conseguir la escala doméstica que un edificio de viviendas requiere.
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