El punto de partida de la propuesta realizada es, como no podía ser de otro modo tratándose de la parcela que es, el LUGAR. El centro histórico de Almería es el resultado de un proceso de SEDIMENTACIÓN edificatora muy complejo de desentrañar,  con una presencia tan fuerte que actúa, aunque  huyas de él, como agente que todo lo envuelve, todo lo limita, todo lo POTENCIA.  Es un brutal catalizador que te obliga a tomar una postura ante él, a la vez que te sugiere una infinidad de posibilidades, un abanico de matices tan inmenso que no puedes escapar. Decidimos, pues, sucumbir a los cantos de sirena.
 Tras un análisis de las reglas de juego, entendemos que se trata de establecer con el entorno un diálogo constructivo, generando una propuesta que, desde el primer vistazo, deje patente la relación simbiótica óptima entre ésta y el magma urbano. Un diálogo entre iguales que no vacilan en ningún momento en llegar a ser lo que QUIEREN ser, a ser lo que DEBEN ser.
 Esta dualidad universal es la que domina el proyecto:  “yo soy yo y mi circunstancia”. Mi circunstancia es la que es, esta ahí, pero, por encima de todo, yo soy yo.
 De esta forma, la propuesta se envuelve en una piel lo suficientemente neutra como para no crear distorsiones con las arquitecturas preexistentes, renunciando a juegos compositivos de fachada. Pero es precisamente en este carácter neutro donde radica su potencia, aquello que le aporta su entidad urbana, lo que la hace reconocible, lo que le eleva  casi a la categoría de “hito”.
 Esta piel responde a su vez, a un concepto bioclimático de la arquitectura (concepto que engloba a toda la propuesta), ya que la necesidad de iluminación natural que tiene un edificio como éste de uso administrativo (lo que se traduce en grandes paños acristalados en las fachadas), no ha de ser incompatible con una utilización racional de la energía, si lo dotamos con mecanismos arquitectónicos que actúen de reguladores térmicos.  Una serie de lamas de madera los suficientemente tupida para que seán perceptibles como un único elemento es la propuesta aportada.
 Además, esta piel intenta traducir arquitectonicamente una de las muchas sugerencias que el entorno te ofrece, como es la imágen del cascacón de un barco de madera viejo, roto por el tiempo, con piezas de ésta en varias direcciones, tan presente, a un nivel más perceptivo que tangible, en el casco histórico Almería, ciudad portuaria.
 Por último, es la que asume la tarea titánica de dialogar con el entorno, alcanzando la altura que éste le permite, adoptando la tonalidad y la textura que él le sugiere, asumiendo sus direcciones dominantes, tejiendo, en definitiva, la herida urbana que es la parcela con la máxima naturalidad posible.