Alella es un municipio situado entre el mar Mediterráneo y la cordillera litoral: en una distancia relativamente corta, la orografía del territorio asciende de la cota marítima hasta los 400 metros de altura. Debido a esta situación, las áreas con pendiente fueron históricamente organizadas en terrazas estabilizadas con muros de piedra, para poderse cultivar. El territorio fuera del núcleo urbano se estructuró mediante amplias fincas, donde en cada una de ellas se edificaron viviendas de grandes dimensiones y de diverso interés arquitectónico, paisajístico, social y patrimonial; que dieron nombre a cada una de las zonas o partidas que ocupaban. Posteriormente, durante el siglo XX, la presión demográfica y el cambio en la economía hicieron que aparecieran varias urbanizaciones que significaron la fragmentación del territorio.

El solar de la vivienda se encuentra en un enclave entre un área fragmentada y consolidada con edificaciones construidas recientemente y otra área ocupada por una finca histórica de las descritas anteriormente. De modo que transiciona entre un paisaje anterior al siglo XX y otro propio del siglo actual. En su estado inicial, el solar presenta una composición más propia del paisaje histórico que del fragmentado. Hallándose estabilizado horizontalmente mediante tres muros de contención longitudinales -dirección norte / sur- de tres metros de altura cada uno, que estructuran el terreno en tres terrazas. Asimismo, contiene una antigua capilla de piedra seca y una serie de vegetación y árboles propios consolidados, con interés de ser conservados.

Mantener el carácter original del lugar se convierte en la premisa principal de proyecto. Conservar el alma y la morfología, preservar cada una de aquellas cosas que lo hacen característico y único: las terrazas, los muros de contención, los diferentes elementos de vegetación preexistentes y la capilla de piedra seca. Se delimitan e identifican estos elementos a preservar en planta y una vez delimitados, se establece un gálibo de implantación respetuosa de la vivienda directamente sobre el terreno existente, para que la casa conviva y se relacione espacial y funcionalmente con estos elementos. El conjunto resultante se busca que sea un todo, atemporal y heterogéneo, que forme parte del lugar y del paisaje. Asimismo, se propone naturalizar los espacios no edificados y rehabilitar y reintegrar paisajísticamente la capilla.

El programa de la vivienda consta de salón, comedor, cocina, habitaciones, estudios, baños, cine, área wellness, aparcamiento para vehículos y espacios para almacenamiento, servicios e instalaciones; con una superficie construida resultante de 869 m2, y por tanto, un tamaño más propia de las antiguas casas señoriales existentes en el municipio de Alella que de las viviendas construidas en el último medio siglo. Debido a las dimensiones del programa, se opta por una estrategia de implantación e integración paisajística híbrida que comprende dos conceptos: la armonización y la monumentalización. La armonización en cuanto a utilizar la misma piedra de la zona con que está hecha la capilla para terminar de revestir los muros de contención preexistentes, plantar nueva vegetación mediterránea en consonancia con la existente y situar pavimentos de madera y pétreos conjuntamente con elementos de agua. Y la monumentalización en cuanto a crear una estructura monolítica de hormigón armado, soportada puntualmente por pilares de acero y revestida de mortero de cal, con la voluntad de ser una escultura mediterránea que emerge de un terreno natural que mantiene sus raíces históricas.

Analizado el programa y el tamaño de la vivienda requeridos, se implanta la volumetría mediante dos plantas en cada terraza preexistente, concentrando las volumetrías de mayor dimensión en las dos terrazas inferiores, por lo que la terraza visualmente más expuesta tenga la volumetría menor. Se estructura la casa en cuatro niveles diferenciados: las cotas 181, 184, 187 y 190. La planta cota 181 contiene el aparcamiento, el espacio wellness, y las áreas de almacenamiento; la planta cota 184 contiene la zona de día; la planta cota 187 contiene la zona noche y la planta cota 190 contiene un estudio que conecta con una terraza verde transitable. Cada una de las estancias se focaliza hacia las diversas visuales que ofrece el paisaje: el mar, el valle, los campos de olivos y el pequeño estanque vecino. En cuanto a los muros de piedra preexistentes, una vez rehabilitados y recubiertos de piedra seca de la zona, atraviesan la casa coincidiendo con los espacios más relevantes. Las cubiertas se ajardinan con varios grados de inclinación, con la voluntad de recoger visualmente el paisaje, pretendiendo formar parte del mismo y que pretendiendo también que a vista de pájaro no se perciba la presencia de la casa, sino un terreno completamente naturalizado.

La propia estructura de la vivienda aporta soluciones de arquitectura solar pasiva, mediante porches de diferentes dimensiones y pérgolas de vigas de madera en fachada sur. El agua de lluvia de las cubiertas ajardinadas se recoge en depósitos enterrados y se reutiliza para el riego del área ajardinada no edificada. Asimismo, la vivienda integra un sistema de climatización mediante tecnología aerotérmica y ventilación de doble flujo, que conjuntamente con el aislamiento térmico natural de las cubiertas, la domótica, el propio sistema constructivo y el estudio exhaustivo de la composición de las diferentes pieles del edificio, han hecho que esta vivienda haya obtenido una certificación energética A.

El equipamiento de la vivienda se resuelve incorporando mobiliario integrado que potencia los espacios de los que forma parte. En cuanto a la materialidad final, se propone que esta genere una vivienda acogedora, amable y conectada con el exterior. Hecho que se consigue mediante aperturas y un pavimento con textura pétrea que atraviesa la vivienda de fuera a dentro y de dentro a fuera, y el uso de colores neutros y maderas cálidas para el resto de materiales.