El importante desarrollo de la energía hidroeléctrica, muy favorecido por las condiciones naturales de los ríos gallegos, se concentra fundamentalmente en los años cincuenta y sesenta, promovida por la empresa Fuerzas Eléctricas del Noroeste, FENOSA. Ello supuso no sólo disponer de abundante energía en Galicia, sino también la transformación paisajística de amplios territorios, fundamentalmente en la Ribeira Sacra, en áreas conocidas como los cañones del Sil, que hasta esas fechas había conservado intactos sus paisajes de cultivo del vino, originarios de las épocas romanas. En un tallado sistemático y omnipresente de las laderas favorablemente orientadas, se logró, a lo largo de siglos, una sobrecogedora combinación de naturaleza, trabajo y paciencia, que afortunadamente aún puede contemplarse y que al día de hoy está en trance de recuperar los pasados esplendores. El ingeniero Yordi Carricarte, que ya había demostrado su pericia en anteriores embalses, y el arquitecto Castañón de Mena, de compleja biografía, pues también fue general significado del ejército de Franco, logran en esta ocasión una pieza notable de ingeniería y arquitectura, tanto en el edificio administrativo como en el de válvulas que, situado en medio de las aguas, se apoya en el terreno del fondo del pantano por medio de una impresionante construcción, de unos cien metros de altura, de tal modo que cuando el embalse está lleno parece que el edificio flote y hace patente su condición de transparencia, lograda por la presencia del vidrio y las carpinterías metálicas en un riguroso orden compositivo; cuando el pantano está vacío, recuerda a las construcciones del futurismo italiano. [Celestino García Braña]
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