Mi principal motivación para dedicarme a la arquitectura, son las ganas de crear, diseñar, imaginar, llegar a un proyecto que me identifique y satisfaga. Algunos rasgos que destacan en mi arquitectura, son su pertenencia a una idea principal y unificadora, la complejidad espacial en mis propuestas, la conmoción,  cada obra me define y es resultado de una sinergia de factores y estudios diarios y constantes. Me considero una persona creativa e imaginativa con capacidad de abstracción y habilidad para expresar mis visualizaciones mentales. La interdisciplinariedad a mi parecer es imprescindible, nos permite la visión de nuevos horizontes, la apertura de mente hacia otros campos…gracias a lo cual nuestro trabajo puede crecer en todos los sentidos. Al arquitecto se le suele instruir en diversos campos del conocimiento, lo que le hace perfecto para poder interactuar con los distintos componentes que interfieren en el diseño y construcción de un edificio, el arquitecto adquiere su especialización gracias a teoría y práctica. Tengo presente que los límites entre la arquitectura y el arte residen en la construcción, que a su vez se ve influida por la tecnología, la economía y numerosos factores que están presentes día a día, considero que la virtud está en destacar los factores positivos y reducir aquellos que nos perjudican; de ahí mi conformidad a “menos es más”.