Intento que los intereses personales coincidan con los profesionales:

Creo  que el discurso arquitectónico nace de la forma en que sentimos el lugar, de la necesidad de detectar un ritmo, una secuencia de acontecimientos que reúna las escalas macro y micro del paisaje.

Habitamos un territorio heterogéneo donde es urgente entender la arquitectura como un filtro capaz de suturar las distintas escalas y energías latentes en el lugar objeto de intervención.

Es en este carácter heterogéneo donde encontramos las claves para cohesionar lo disperso. Bordes, espacios intersticiales, opuestos en colisión, límites que unen o separan... aluden a ese lugar intermedio en el que se produce el contacto. Es en la ambivalencia de los cuerpos en transición, donde intuyo el inicio del viaje arquitectónico.