Los paisajes de frontera, de transición entre territorios opuestos, han suscitado un innegable interés, desde diferentes disciplinas como son la geografía urbana, el urbanismo, la arquitectura, la sociología, la fotografía o el cine.
Estas fronteras ambiguas, de transición entre el campo y la ciudad, incluyen, no obstante, la idea de límite, muchas veces desdibujado, difuso, entre los ámbitos rurales y urbanos, constituido por lo que podemos denominar borde urbano.
Tras la aparición, en la década de los 70 del siglo pasado, del “Urban Design” (Diseño Urbano) como una nueva disciplina y práctica instrumental capaz de hacerse cargo de la forma de la ciudad y el diseño del espacio urbano, y tras un largo periodo de crisis del planeamiento urbano iniciado a principios de los 90, en el que el carácter instrumental del Plan ha adquirido mayor trascendencia que la componente proyectual del mismo, se constata la necesidad actual de poner en valor la disciplina del diseño urbano en los procesos de planificación urbana y, en particular, en las áreas periurbanas.
Con esta premisa, el presente trabajo define una serie de patrones caracterizadores de la forma periurbana que permitirán evaluar la idoneidad de la relación huerta-ciudad, desde el punto de vista de la integración funcional, visual y paisajística de los bordes urbanos en el territorio agrícola que los circunda, centrando el estudio en las áreas periurbanas del norte del Área Metropolitana de Valencia, pertenecientes a un característico, singular y milenario espacio agrícola periurbano denominado Huerta de Valencia, cuyos valores históricos, paisajísticos y culturales ya han sido reconocidos por parte de la Administración autonómica a través del Plan de Acción Territorial de Protección de la Huerta de Valencia.
Dichos patrones se definen desde dos visiones complementarias. En primer lugar, centran la mirada desde la ciudad hacia el campo, evaluando propiedades de los bordes urbanos tales como: Interpenetración campo-ciudad, transitabilidad peatonal, permeabilidad, conectividad campo-ciudad, relación visual y nitidez geométrica, para centrar la mirada, a continuación, desde el campo hacia la ciudad, evaluando en este caso las variables de visibilidad e integración paisajística.
Finalmente, y partiendo de la necesaria convergencia desde los ámbitos de la geografía, la sociología, el urbanismo y el paisaje, el presente trabajo ha pretendido conjugar las disciplinas del Diseño Urbano y la Arquitectura del Paisaje, constatando la necesidad de seguir ensayando nuevas fórmulas proyectuales y nuevos instrumentos ad-hoc, a caballo entre el proyecto urbano y el proyecto territorial y de paisaje, dirigidos a recuperar el equilibrio y la necesaria simbiosis huerta-ciudad.