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Centro de Documentación / Ciclos

La Arquitectura de la Metrópoli en el cine (1918-1939)

La Arquitectura de la Metrópoli en el cine (1918-1939)

En el período de entreguerras (1918-1939), cuando el cine echaba a andar, la mayoría de los artistas y arquitectos ligados a las vanguardias figurativas del siglo xx, utilizó el cine como un elemento de experimentación y formulación de propuestas planteadas con una visión de lo que podría ser la ciudad del futuro.


El ejemplo más paradigmático lo constituye la Metropolis of To-morrow (1929), del arquitecto norteamericano Hugh Ferris, de tanta influencia en el cine de ciencia ficción de los años más inmediatos, como Just Imagine (1930) de David Butler y Things to Come (1936) de William Cameron Menzies, o en el más reciente como, por ejemplo, el diseño de la ciudad de Batman, Gotham City, o el de la Nueva York de Sky Captain and the World of Tomorrow.
Otros arquitectos importantes como el francés Robert Mallet-Stevens, o el alemán Hans Poelzig, tuvieron una intervención decisiva en la construcción de decorados para el cine. En el primer caso, entre una veintena de ellos, en el diseño cubo-futurista de L’Inhumaine, film de Marcel L’Herbier, o prestando alguna de sus obras, la Villa Noailles en Hyères (1928), sede del Centre d'art et d'architecture, como set de rodaje de la película surrealista de Man Ray, Le mystère du château de dé (1929). En el segundo, llevaron a cabo, según sus diseños, la construcción completa de una ciudad gótica medieval, el gueto judío de Praga, para Der Golem (1920), filme expresionista de Paul Wegener.
Pero más allá de la dedicación de los arquitectos a tareas cinematográficas, nombres cuyo listado constituiría una nómina interminable, la metrópoli contemporánea, su arquitectura, han sido descritas por el cine como pocas artes lo han hecho. Para ello resulta fundamental conocer los filmes denominados de cross-section o corte transversal, es decir de montaje de imágenes sincopadas, ligadas por el ritmo de las pulsiones de la gran ciudad, por la actividad de sus habitantes, sus momentos de trabajo, ocio o descanso, por la velocidad y el dinamismo de sus máquinas, trenes, automóviles y tranvías, por las tensiones y ensoñaciones que propicia la nueva arquitectura de la metrópoli moderna.
Son muchos los filmes que nos proporcionan esta visión. A la cabeza de todos ellos se encontraría Berlin, die Symphonie der Grozstadt (Berlín, la sinfonía de la gran ciudad, 1927) de Walter Ruttmann, cineasta y arquitecto, que aúna el carácter documental, experimental y narrativo para mostrarnos, cronológicamente, la vida cotidiana a lo largo de las veinticuatro horas del día de una ciudad, Berlín, con tomas realizadas a lo largo de un año de rodaje, a veces con cámaras ocultas.
Antes que Berlin, die Symphonie der Grozstadt, el fotógrafo y cineasta Paul Strand, junto con el pintor Charles Sheeler, había filmado imágenes de Nueva York, tomadas de la realidad de Manhattan, de su puerto, sus muelles de carga y descarga, y las calles de la Gran Manzana. Manhatta (1921), una película concebida como un poema musical, está basada en el texto de Walt Withman, Mannahatta, nombre literalmente escrito así por el gran poeta norteamericano. Los rótulos, con los versos del poema, presiden las doce secuencias de que se compone el film, en una sucesión de doce momentos de la vida de la ciudad, situados entre la aurora y el ocaso. Los rascacielos de Nueva York se muestran con ágiles movimientos de la cámara, así como el movimiento del gentío en calles surcadas por riadas de automóviles y por el metro elevado. Paul Strand y Charles Sheeler estaban ligados al círculo de la Galería 291, de Alfred Steglitz, difusora de las vanguardias cubista y futurista en la ciudad de los rascacielos.          
A Bronx Morning (1931) es un film de Jay Leyda que introduce al espectador en el Bronx neoyorkino, mostrándonoslo como panorámica general desde un tren, mediante dos travelling vertiginosos, uno inicial y otro final. Entre medias, mediante el montaje, podemos observan vistas de este distrito, su carácter y atmósfera, con las actividades cotidianas de los vecinos, adultos y niños, y la actividad que se desarrolla en los negocios locales. El filme es deudor de los hallazgos formales expresados por Walter Ruttmann en Berlin, die Symphonie der Grozstadt.
Rien que les heures (1926), del brasileño Alberto Cavalcanti, parece ser que sirvió de fuente de inspiración a Walter Ruttmann para su película sobre Berlín. Se trata de la vida de París, la ciudad en marcha y en reposo, tejiendo como hilo conductor el deambular de una vieja borracha por las calles de la metrópoli francesa. Nada más que las horas, que sería la traducción literal del título, influyó poderosamente en las vanguardias artísticas del momento atrayendo también la atención de Luis Buñuel que propició su proyección en la Residencia de Estudiantes. Según la Gaceta Literaria, en su núm. 2 de 1927, en Rien que les heures, música “visual”, los dos ritmos del cine se encargan de hallar el nexo necesario entre las imágenes.
Montparnasse (1929), de Eugène Deslaw, constituye una panorámica del distrito parisino de Montparnasse, habitado por artistas de vanguardia como Luis Buñuel o el futurista italiano Marinetti, cuya actividad artística muestra. Centrado en la construcción de la París de comienzos del siglo XX, más interés tiene Au Bonheur des Dames (1929), de Julien Duvivier. Como filme de argumento de ficción supone una adaptación de la novela de Émile Zola, y tiene como protagonista a Denise, una joven huérfana de provincias que llega a París para vivir con su tío Baudu, propietario de una mercería en decadencia debido a los planes de expansión de los grandes almacenes que surgen en la gran ciudad, en este caso las Galerías Lafayette donde Denise será contratada. Precisamente la arquitectura de este edificio se muestra en todos sus detalles, con sus espacios, movimientos y actitudes de flâneurs, vendedores y clientes.
Encumbrada por su consideración durante décadas por las encuestas celebradas entre innumerables críticos como una de las diez películas más importantes de la Historia del Cine, The Man with a Movie Camera (1929), de Dziga Vertov, es un film basado en su teoría del cine-ojo, complementada posteriormente con la del cine-verdad. La cámara filma imágenes de San Petersburgo, y otras ciudades rusas, en los años inmediatamente posteriores a la Revolución Soviética de 1917. Dziga Vertov creó en 1919, con otros cineastas, entre ellos su mujer Elizaveta Svilova ayudante en el montaje, el grupo Kinoks que suscribiría numerosos manifiestos de la vanguardia constructivista. The Man with a Movie Camera constituye cine puro, apoyado en la realidad que capta la cámara. Una realidad que alcanza su sentido mendiante el montaje.

 

Recursos

Todo este conjunto de recursos nos ofrecen un panorama mucho más complejo e intenso.

 

Ester Roldán. Mallet-Stevens: Arquitectura, cine y modernidad.

Entre 1920 y 1928, el arquitecto y diseñador francés Robert Mallet-Stevens realiza numerosos decorados para el cine y publica además varios artículos sobre esta materia.
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