“ÉRASE UNA VEZ UNA CASITA...”

...una casita de mi barrio. Un barrio del que me fui hace casi 10 años y al que hace poco he regresado. Un barrio de una ciudad de tamaño medio, con pasado (reciente) industrial y ahora volcada al turismo y los servicios. Mi barrio, sin ir más lejos, no hace tanto, era un pueblo rural, de txakolis, casonas, astilleros y talleres. Tenía una plaza, una plaza con su ayuntamiento, su frontón, su iglesia y por supuesto, su kiosko. Un kiosko para la banda los días de romería, festivos o alguna que otra excusa más. ¡Ah! y como no ,también tenía un bar (o más bien unos cuantos). De todo ésto poco queda. El ayuntamiento desapareció al ser absorvido por la gran ciudad. La plaza se dividió y el kiosko se tiró al ser atravesados por una gran avenida. El frontón se demolió y se volvío a construir en otro emplazamiento. Y los bares continúan ,pero otros distintos. Y como testiga muda de todos estos cambios, una casita. Una casita que mientras todo cambiaba ella permanecía.Una casita que desde 1908 cuenta la historia de un barrio y que nos recuerda una identidad casi perdida.Pero sobre como todo lo demás sobre ella también se cierne una cuenta atrás. Concretamente 6 meses. 6 meses para demolerla, olvidarla y perder otro cacho de nuestra memoria...

...y por éso cuento su historia, la vuelvo cuento y la lanzo al cielo. Porque en los cuentos estas cosas se permiten y yo me quiero permitir soñar y hacerla volar. Y a éso mismo te invito, a conocerla, formar parte de este cuento y hacerla volar.
Porque los cuentos, así como la historia, los escribimos entre todxs. Somos sus protagonistas y tenemos la responsabilidad de elegir su final.