Obsesionados con los cimientos físicos, hemos olvidado los personales.

Los cimientos que cuentan son los del cultivo interior, que se beneficia del contacto con el entorno sin grandes inversiones ni tener que fijar un lugar concreto para construir una cabaña.

Un viaje

El conocimiento del alma es un viaje para aquellos que se han perdido; los que sienten que vagan por la inmensidad sin rumbo, sin inspiración, sin ideas. Los que han olvidado quienes eran y cuál es su lugar en el mundo. No hay más enriquecimiento personal que la búsqueda de uno mismo realizando un viaje no sólo físicamente, sino interno. Un peregrinaje a nuestro yo interior que empieza en el momento en el que nos separamos de tierra firme para embarcarnos en un viaje mar adentro.

Un modo de transporte

A diferencia de otros cobijos para el cultivo del individuo, éste a la vez, facilita el contacto con la naturaleza. Colgante, plegable, portátil, ligero, transparente, opaco... Puede ser lo que tú quieras.

El retiro introspectivo se mueve con el estudio del entorno: las necesidades del fotógrafo o los requerimientos contemplativos del asceta, el escritor, el estudioso, el meditabundo o el polímata que combina varios usos y facetas en el pequeño habitáculo.

La cabaña o individuo no cambia, crece; porque su entorno nunca es el mismo.

Finalmente, entre tanta soledad y desamparo, por el camino cada uno acaba encontrando el faro que ilumina su camino.