La zona que envuelve al futuro museo, está ligada a la sal del mar de Roquetas, la sal usada para las salazones romanas, para el comercio y la sal como “cultivo” presente hasta casi nuestros días

El conjunto del museo nace de los surcos dejados por el agua, nace de las salinas y sus formas esculpidas en el suelo, los volúmenes emergen como cristales de sal a los que el viento les da forma.

El imparable crecimiento de la ciudad hace que la presión urbanística acabe con las salinas por ello nuestro proyecto pretende recuperar un entorno natural previo y dotar a la ciudad de un espacio para el descubrimiento de la ciencia con un fondo natural vernáculo.

Las salinas van a vertebrar toda la intervención sobre el terreno. Los recorridos de acceso se hacen entre ellas y la formalización del jardín se dibuja con las huellas de las balsas. Conseguimos un entorno natural integrado en la playa, con el mínimo impacto sobre ella. Se pretende reintroducir las aves que siempre han poblado el litoral salinero.

El conjunto formado por el museo y la biblioteca es de una lectura fácil. Se ha pensado en una arquitectura servil con el visitante al que se le facilitan los recorridos y desplazamientos.

Al mar mediterráneo y a la fuerte luz de Almería los dejamos entrar al museo por estrechas grietas tanto en el alzado como en la cubierta para controlar en todo momento la iluminación de las salas expositivas.

“Lo no construido” construyendo ecosistema nos parece lo más destacable de nuestro proyecto. Ojalá los pájaros nos regalen su presencia.