Fuente Lobo es un paraje en las primeras subidas del Parque Nacional de Sierra Nevada, con unas espectaculares visualizaciones de los picos de 3000 metros orientales: Alcazaba, Mulhacén y Picón de Jeres. Es en este paraje, tras finalizar la reconquista de Granada, donde Colón es notificado durante un paseo sobre la buena noticia: la Reina Isabel aceptaba sus condiciones y financiaría su proyectado viaje a las Indias por Poniente.
El entorno natural e histórico fuerza las necesidades contrapuestas de provocar un gran conjunto construido, y respetar el estado previo del lugar en la solución final. La Arquitectura rescata aquí un modo geométrico impropio de lo natural para independizarse de la topografía y el entorno, y hacerse absolutamente artificial para evidenciar lo imaginable. Se ocupan unas plataformas que caen hacia el valle del río Genil, disponiendo unas construcciones de gran escala en rededor de un único espacio de relación que ofrece el acceso desde la vía principal de acceso al Parque Nacional.
La artificialidad generada gráficamente se eleva al rango proyectivo mediante la deformación interior de un programa amplio que comprende aulas de interpretación de naturaleza, centro de alquiler de vehículos eléctricos, residencias sostenibles, etc. El proyecto se impone al lugar mediante la elección de la ubicación y la definición de las unidades que lo conforman. El lugar se impone al proyecto en un soporte topográfico indómito que acaba por aprisionar la propuesta en una fagocitación natural que recubre la imposición del artificio propuesto.
El contrapunto ofrecido sobre esta propuesta artificial se ofrece en un impacto ecológico minimizado por la amplitud de miras de la actuación, entendiendo el conjunto que la “huella ecológica” del área al completo debe ser menor que antes de actuar: Se depura el agua de las construcciones existentes, se produce energía mediante el sol y las edificaciones simulan una escala menor con la incorporación de las amplias fachadas vegetales.