Concurso Público. Primer Premio
Había pensado que un proyecto se construye de luz, espacio, materia…y de “lugar”. Un gimnasio era una oportunidad para pensar en un espacio de uso semi-público, conectado con un uso lúdico, deportivo con relaciones de percepción y uso relacionados con la energía, el movimiento. El lugar, en el límite entre lo urbano y lo rural es colindante con el centro histórico de la blanca Benissa, en la costa alicantina. En su reconocimiento, sus recorridos en deriva, te perdías en sus encaladas casas, en sus calles escalonadas y empedradas, en sus pendientes. Pensaba que un espacio tan cercano a este entorno, podía hablar de él, no dejar de hacer referencia, porque inspiraba. Y porque el proyecto no quería dejar de hablar del lugar de donde iba a emerger. Este límite de la población no iba sólo de dentro hacia fuera desde el centro de Benissa hacia su periferia sino que además era un límite urbano, desde un no-lugar como es la carretera y la autopista, donde este perfil percibido a diferentes velocidades y con algo de lejanía estaba compuesto de fragmentos de arquitecturas domésticas. A modo de collage, con cielo recortado y recortables pegados, compuesto de patios y de muros, de vacíos y de llenos, el gimnasio iría a formar parte de esa composición de paisaje.
El lugar donde se implanta el proyecto partía de un bancal de tierra ocupado por vegetación espontánea a dos metros y medio sobre las pistas deportivas. A su vez estaba contenido por un muro, y también ese bancal tenía una diferencia de cinco metros por debajo del nivel del colegio. Entre ambos niveles el talud contenido por unos álamos, pero que a la vez se desparrama sobre la plataforma aún con un intento de contención con piedras calizas características de la zona, que a su vez texturizaban una imagen vegetal.
La idea del proyecto nace de una voluntad de reconstruir esa plataforma verde a través de una cubierta vegetal, de colocar el gimnasio a nivel de las pistas deportivas, de no ser obstáculo visual al paisaje, a nivel de la cota del colegio que se abre a él y de generar un espacio de gimnasio de luz, de aire, de espacio exterior. Se excava, se vacía la plataforma y el gimnasio surge, a través de muros de hormigón, de patios que dan luz y ventilación a los pasos, recorridos, vestuarios. La cubierta, en proyecto, es una cubierta ecológica. Se contiene el inestable talud, con muros de gaviones, rellenos con piedras calizas, recuperando texturas del lugar. A su vez, se conforma el espacio de la sala del gimnasio de cinco metros de altura, a través del concepto de sección. Al norte, se abre a nivel de pistas, con un muro cortina de vidrio, da continuidad visual, el espacio se amplía, se conecta. Se aviva esta luz con una luz cenital que a su vez eleva la altura. Se genera una espacialidad ascendente. Al sur se abre por encima de la plataforma, tamizándolo, protegiéndolo, a través de la hendidura-patio, que se crea separándose del muro de gaviones. La naturaleza entra a través de la visual, la percepción, así como la luz, y el sol eventual. La luz es diagonal. La caja blanca se percibe como flotando y se deconstruye en planos que filtran la luz.