MEMORIA
La vivienda se ubica en una parcela en pendiente de 1216m2 dentro del término municipal de Pedrezuela, a 45 km al norte de Madrid. Cuenta con escasa vegetación en la parte más próxima a la calle y, sin embargo, domina las vistas sobre un amplio paisaje natural abierto y frondoso.
Siete módulos de madera estructural de idéntica geometría se ordenan en torno a un patio central. Cada uno se especializa en distintas situaciones domésticas, de acuerdo a las necesidades funcionales. La organización modular y la escala de los espacios, permite alterar esta lógica funcional sirviendo de soporte a otras posibles futuras disposiciones.
La vivienda se adapta al terreno de manera escalonada según los diferentes grados de privacidad: las dependencias privadas se esconden de la calle y se acomodan al terreno propiciando un contacto directo con la parcela. Los espacios públicos de la casa se aproximan a la calle y, poco a poco van ganando en altura hasta levantarse sobre el paisaje y asomarse al horizonte sobre el resto de las estancias. Unos pequeños puentes funcionan como elementos de transición entre las partes y gradúan los niveles de privacidad
El conjunto se cierra con un envoltorio de madera que conforma en la parte exterior un cerramiento ventilado para la fachada y la cubierta. El patio central se apropia de una parte del jardín de la casa. Cuenta con un cerramiento ligero que integra la iluminación en la fachada, una especie de farolillo que envuelve el patio y propicia las condiciones para el disfrute de esta habitación exterior.
Las cubiertas de madera se disponen de acuerdo a una ley de variación espacial que, a la vez que respeta la normativa local, capta el agua de lluvia y la dirige al patio para regar el jardín.
PROYECTO
1. Industrializando las ficciones. Alguien aparece en un estudio de arquitectura y plantea su caso: “muchos de mis recuerdos más felices se encuentran asociados a diferentes espacios, como un container en medio de un bosque, una casa de madera tipo “alpina” o vivir rodeada de caballos y otros animales”. Algunas de estas experiencias documentadas con imágenes tuvieron lugar en tiempos pasados y contextos extranjeros. El equipo de arquitectos recibe el encargo de editar dichos recuerdos espaciales y trasladarlos a un nuevo espacio en las afueras de Madrid.
La vivienda es un espacio de posproducción de memoria, vivencias y deseos.
2. Una casa en 21600 minutos. El sistema constructivo industrializado y montado en seco de paneles de madera estructural acorta los plazos de ejecución.
Hoy el solar está vacío pero en menos de dos semanas, aparecerá una casa.
3. El kit. El proyecto se elabora a partir de las reglas del sistema constructivo basado en el ensamblaje de un kit de piezas. El sistema industrializado traslada una parte del esfuerzo de la puesta en obra al taller.
Partiendo del detalle se organiza el programa. La construcción pasa a ser producción.
4. Organización flexible. El sistema modular de la casa comporta una organización funcional flexible que permite alterar en cualquier momento la disposición de las funciones en el espacio.
La arquitectura es un campo de juego. Habitar es desplegar jugadas.
5. Tocar o mirar. Se plantean diferentes formas de relación con la parcela. Desde las estancias privadas, que tocan el entorno mediante un acceso directo, a las zonas públicas, los espacios de representación social que, ganando las vistas, contemplan el paisaje y disfrutan del horizonte.
Como dice la canción, “No tocarte y pasar todo el día junto a ti”…
6. Cajas rusas. La organización de la vivienda permite fragmentar la casa en otra más pequeña sin necesidad de utilizar la casa al completo.
Dentro de una casa, otra casa.
7. Los “extras”. La propuesta construye un soporte de acabados elementales formado por unos pocos elementos. El usuario terminará la casa conforme pase el tiempo.
La vivienda es el hardware. Las prácticas cotidianas son el software.