La playa de Motril, pocos kilómetros al sur de Granada, y su principal salida al mar, sorprende por el estado de abandono y la ausencia de estructuras destinadas a su uso, en especial modo por parte de los niños. La iniciativa nace de la idea de dotar esta playa con estructuras de emergencia, realizadas con materiales reciclados encontrados en el sitio, con objeto de denunciar esta carencia y proponer al mismo tiempo una solución temporal, a la espera de ser sustituidas por estructuras más duraderas. Se reutilizan, como elementos constructivos, neumáticos usados y flotadores, que, ensamblados entre ellos, permiten construir cúpulas temporales y ligeras que delimitan una zona de juegos recogida destinada a los niños. En su interior se colocan una serie de piscinas hinchables enterradas que se llenan con agua de mar.