Onda como manifestación energética es la metáfora que permite englobar la propuesta para el nuevo mercado de Sanchinarro. En el análisis global del lugar destaca el perfil ondulado de la sierra de Guadarrama y un hito arquitectónico configurado como ventana -mirador a la misma. En esta dualidad el nuevo mercado se plantea como una nueva relación con el entorno natural no solo por su perfil sinuoso sino por sus mecanismos intrínsecos de concepción. Podría entender el perfil de las montañas como una fotografía del equilibrio energético entre dos placas tectónicas chocando entre si; la variación de esta silueta solo seria perceptible en periodos geológicos  por lo que aceptamos su estatismo visual. El proyecto transmite igualmente un estatismo aparente en el que planos quebrados a modo de ondas desfasadas incrementan progresivamente su intensidad hasta romper su propio sistema de ordenación y establecer nuevas relaciones mas allá de las secuencias espacio-temporales y de su aparente ausencia de movimiento. Los procesos de actualización los podríamos asimilar al proceso evolutivo de un ser vivo en el que analizamos las variaciones geométricas que experimenta a lo largo del tiempo obteniendo un proceso mental diferente al que obtendríamos si nos aproximamos a ese ser vivo en una única secuencia de tiempo y lo analizamos como una forma acabada en sí misma. Precisando en la propuesta concreta los mecanismos de actualización se aplican en la progresiva transformación de los planos de cubierta tensando los sistemas de ordenación hasta el limite para mostrar una realidad más compleja no compatible con percepciones estáticas de la misma. En definitiva un nuevo perfil dinámico para potenciar el norte de la capital a través del sistemático y modular mercado de Sanchinarro