Concebimos la residencia y centro de día como un nodo central de una tupida red social, con una máxima relación vecinal, potenciando el contacto con el espacio público como lugar de encuentro y de interacción social. El proyecto debe ayudar activamente a la revitalización de la zona, dotando de carácter urbano y abierto a los espacios comunes como elemento esencial de integración.
Planteamos la recuperación de un nuevo espacio público peatonal en continuidad con el patio comunitario del nuevo edificio, garantizando el máximo contacto con el exterior (generando lugares bien comunicados, no aislados ni inseguros). El nuevo centro residencial se abre al vecindario favoreciendo el contacto y la relación social, de todas las edades, fomentando la sensibilidad de la gente hacia los mayores con el fin de evitar, en algunos casos, su aislamiento y soledad.
Tanto la disposición de los volúmenes en planta baja como en planta piso, responden a formas semi-abiertas o semi-cerradas, que además de favorecer la relación del edificio con su entorno potencian un sentimiento de comunidad. Las estructuras de patio abierto con diversidad de terrazas, jardines, locales y zonas comunitarias distribuidas por todo el edificio favorecen los grados de integración de las personas que más lo necesiten. Se propician encuentros espontáneos constantes entre los residentes y los visitantes (familiares/amigos) o los vecinos, creando un clima familiar que les haga sentirse integrados y acompañados.