El edificio San Cristóbal ocupa hoy la huella de un inmueble previo en estado ruinoso. Ante la imposibilidad de recuperar el edificio preexistente, la estrategia consiste en conservar su configuración y volumen, con la clara intención de no alterar la percepción que posee el ciudadano en su imaginario visual de este espacio de la ciudad, caracterizado por la densa trama de la Murcia medieval.
Partiendo de esta premisa, se acomete el diseño de esta pieza residencial incidiendo en tres aspectos fundamentales:
1. Máxima transparencia a nivel de calle. Intervenir en un centro histórico nos brinda la oportunidad de hacer más amable el discurrir de los viandantes por las estrechas calles que lo identifican. Nuestro proyecto desmaterializa la planta de contacto con el suelo del edificio, en una búsqueda de máxima transparencia. Los apoyos se reducen a la mínima expresión. Los muros de carga de antaño ceden su puesto hoy a grandes superficies de vidrio. Esta estrategia nos permite conectar visualmente la Calle San Cristobal con la concurrida plaza del Callejón Peligros, desvelando así los secretos que la densa trama musulmana esconde.
2. Reinterpretación de lo antiguo. De los estudios previos realizados se desprende que el inmueble preexistente era el resultado de intervenciones y añadidos que habían desembocado en un pastiche arquitectónico. Por tanto, la estrategia ha consistido en la identificación de los elementos veraces del inmueble, para proceder a su reinterpretación y recuperación.
Estos elementos son las plantas primera y segunda del edificio, en cuyo diseño se han hecho continuas referencias al estado anterior, pero sin someterse al rígido esquema de huecos impuesto, en beneficio de la iluminación de los espacios residenciales interiores. Frente a las molduras que nos recuerdan el régimen de fenestración anterior, unos marcos de aluminio negro nos presentan un nuevo sistema de huecos. El hueco rompe su corsé histórico en busca de la luz.
En una de sus fachadas, una nueva hornacina recupera la esencia de la anterior, y da nuevo cobijo a la imagen sacra que edificio tras edificio siempre ocupó esa misma posición.
3. Construcción de lo nuevo. Es en las plantas altas donde nos permitimos las mayores licencias en el diseño. El cuerpo superior se construye con materiales más contemporáneos, una piel de vidrio blanco resistente al paso del tiempo, para diferenciarse visualmente del cuerpo inferior.
Esa superficie blanca se convierte entonces en un gran lienzo donde poder trazar unas líneas de texto. Líneas que nos hablan de la historia del Santo que da nombre a la calle, y al propio edificio: “Según la tradición, San Cristóbal fue un gigante cananeo conocido con el nombre de Ofero,…”.