Una secuencia de movimiento de los gigantes que dominan Campo de Criptana marca el inicio conceptual del proyecto. Aspas encadenadas relacionan el proyecto con el solar abriendo ángulos visuales y creando una plaza previa al acceso. La configuración quebrada se traslada del plano de cubierta al plano vertical del alzado mediante distorsiones del volumen inicial y se repite el proceso hasta llegar al plano del suelo. El proceso lo podríamos asimilar al proceso evolutivo de un ser vivo en el que analizamos las variaciones geométricas que experimenta a lo largo del tiempo obteniendo un proceso mental diferente al que obtendríamos si nos aproximamos a ese ser vivo en una única secuencia de tiempo y lo analizamos como una forma acabada en sí misma. El resultado es un aspa desplazándose mas allá de las dimensiones espacio temporales rompiendo el estatismo arquitectónico a través de los ojos del espectador, un auditorio digno de las utópicas batallas quijotescas entre un hidalgo y los gigantes de Campo de Criptana.