En este trabajo se realiza una revisión sobre la necesidad de recuperar el carácter multisensorial de la arquitectura. Actualmente la arquitectura recae en gran medida en el sentido de la vista. Debido a esto, los demás sentidos son trasladados a un segundo plano en la experiencia del entorno. Dado que los ciegos experimentan el espacio a través de la percepción háptica, se propone su procedimiento exploratorio como método para reconectar la arquitectura con todos los sentidos.

El agua, protagonista del espacio Alhambra, se postula como elemento potenciador de la experiencia corporal de la arquitectura. La elaboración de una serie de mapas o dibujos táctiles pretende hacer visible los efectos visuales del agua a los ciegos.

El propósito principal será aumentar la autonomía e independencia de los ciegos para percibir aspectos que solemos asociar únicamente con la vista, derribando algunas de las barreras sensoriales y cognitivas que afectan en su experiencia del espacio.

Percepción y conocimiento

El agua, tras el presente trabajo, se desvela como lente fenomenológica con capacidad para generar experiencias multisensoriales. Podemos afirmar que los espacios del agua en la Alhambra pueden llegar a “verse” mediante las manos de una persona ciega.

En un mundo en el que la imagen se postula como elemento de culto, entender la experiencia del espacio en toda su esencia corporal confiere a la arquitectura una dimensión háptica. Por ello, el primer cometido de la temática propuesta es destacar la importancia de los sentidos cotidianamente infravalorados, en particular del sentido del tacto, para captar información de nuestro entorno.

La Alhambra a ciegas

A lo largo de la segunda parte se realiza un itinerario a través de los espacios de agua de la Alhambra, siguiendo su camino desde su entrada por el Generalife, pasando por el Palacio de Comares hasta llegar al Jardín Feliz o Patio de los Leones. La propuesta de seguir este recorrido es fruto del concepto de fluidez espacial que permite relacionar la percepción de los ciegos con la liquidez del agua.

Estas deducciones dan lugar a una aportación gráfica mediadora; su objetivo es ser el equivalente a los códigos visuales tan habituales en las representaciones gráficas para videntes. Se plantean así una serie de códigos hápticos en relación a la textura y el relieve que respaldan la percepción in situ del agua en la Alhambra.

Ver el agua sin los ojos pone en valor la percepción del ciego como estrategia para reconectar la arquitectura con nuestros sentidos. Percibir, a través del tacto, aspectos que solemos asociar únicamente a los ojos: los efectos visuales del agua.