En un entorno donde predominan las viviendas unifamiliares de dos plantas y tipología suburbana, en parcelas rectangulares de 5 metros de fachada y 20 de fondo, se está produciendo una forzada transformación en edificios plurifamiliares de pequeños apartamentos.

Se interviene excepcionalmente en este contexto con un proyecto de nueva planta y en clave contemporánea, manteniendo el uso residencial unifamiliar, aprovechando la oportunidad para incidir en la regeneración y mejora de la zona donde se actúa con la nueva edificación.

Una casa donde se hace la vida en vertical, muy adaptada a la singularidad de su propietario, con un programa desarrollado en tres plantas, comunicadas a través de una escalera lineal. Los dormitorios y baños se disponen en la planta primera y en la segunda las estancias de día (salón estar, comedor y cocina) conectadas visualmente por una doble altura con el acceso a la cubierta habilitada con una pequeña piscina.

Los muros cortinas que cierran ambas fachadas, a la calle y al patio, y la diafanidad en la distribución, permiten una espacialidad e iluminación natural que va cambiando de intensidad a lo largo del día. A la vez estos espacios se encadenan unos con otros produciendo una sensación de fluidez en todo el recorrido, desde la planta baja hasta la cubierta. 

El patio y la cubierta son protagonistas, "pequeños oasis de tranquilidad”, dentro de la trama urbana y bulliciosa de Triana. 

Para proporcionar esa calma en el patio trasero se incorpora un olivo centenario, así como una bañera, perfecta para usarla después de hacer ejercicio físico en el gimnasio de planta baja. En la cubierta, aprovechando el buen clima del sur y sus días calurosos, diseñamos una pequeña piscina para disfrutar de sus espectaculares atardeceres. 

La pandemia vivida, ha constatado la cualidad de esos lugares en calma, usados para el esparcimiento y la diversión como espacios de vitalidad frente al estrés cosmopolita. El dueño, siendo una persona muy  social, necesitaba no obstante crear su propio espacio de intimidad, un recinto propio aislado del ruido.

En el exterior el material elegido para la fachada y el patio es un mortero gris oscuro; de texturas naturales y ásperas mientras que en el interior con estancias muy depuradas y líneas sencillas se recurre a la utilización de vidrios y trasdosados de acabado fino. Así potenciamos  la idea del contraste entre exterior (las infinitas posibilidades de la ciudad) e interior (el bienestar y confort que nos proporciona el hogar).