RESUMEN
En 1957, la empresa italiana de licores Martini y Rossi encarga el proyecto de su nueva factoría en Madrid a un joven arquitecto catalán afincado en la capital: Jaime Ferrater Ramoneda.
Bajo las limitaciones que el régimen de la época imponía a través de su programa de autarquía económica, Ferrater, con un lenguaje marcadamente racionalista, supo encajar todos y cada uno de los elementos que el programa le demandaba dentro de una parcela regular, adaptándose de una manera brillante a la escasez de materiales. A pesar de unas condiciones precarias en la España de mediados del siglo XX, y en un momento histórico marcado por la tímida apertura a capital extranjero tras años de ostracismo, fue capaz, sin embargo, de crear un icono vanguardista y moderno vigente hasta nuestros días.
Las razones que han llevado a estudiar la obra completa de Jaime Ferrater fue su total desconocimiento, tanto a nivel profesional como académico. ¿Cómo era posible que, siendo el autor de uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial en la ciudad de Madrid con su fábrica de Martini y Rossi, no fuera conocido?
Para responder a esta cuestión, resultaba imprescindible buscar todos los expedientes que engrosaban su labor como arquitecto para, a continuación, ir analizando cada uno de ellos.
En su primer proyecto demostró su capacidad de adaptación a las circunstancias. Y esa capacidad la ejerció durante toda su trayectoria profesional coincidiendo con una época clave en el desarrollo de la ciudad de Madrid. A través de la variedad de los encargos recibidos y de su visión a la hora de abordarlos, asistimos a un fragmento de nuestra propia historia.
Desde un cinematógrafo en el barrio periférico de San Blas, con una capacidad para más de 1.700 espectadores, en el año 1958, hasta el primer edificio en altura construido con panel sándwich, en el año 1976, pasando por el proyecto de una estación de servicio en 1960, coincidiendo con la revolución del utilitario en España, cuyo diseño resulta novedoso, tanto estructuralmente como en la disposición de los surtidores, remarcando el comienzo de una nueva era.
El grueso de su obra se centra en las colonias de viviendas sociales, donde muestra un continuo interés por las corrientes del momento y la problemática que se discute fuera de nuestras fronteras, aplicando, de mayor o menor forma, los postulados que los miembros del Team X defendieron desde el norte de Europa y que apenas prosperó en Madrid, haciendo hincapié en el espacio entre edificaciones, algo poco usual en las grandes intervenciones urbanísticas que, desde la Obra Sindical del Hogar, se estaban realizando durante los años cincuenta y sesenta del siglo XX.
También recibió encargos por parte de la Iglesia y de la Administración, realizando para esta última un proyecto que, de haberse construido, habría aportado a la metrópoli un claro ejemplo de arquitectura organicista.
El título de la Tesis responde al hacer el recorrido cronológico de la obra de Jaime Ferrater, donde lo descubrimos como constructor de ciudad, que interpreta, a la vez que conforma, un paisaje cultural enmarcado entre los años 50 y 70 del siglo XX en Madrid; época, por otra parte, emergente de figuras brillantes y obras reconocidas y ampliamente estudiadas cuyo éxito eclipsa la labor de otros buenos profesionales, como Ferrater, a los que se les ha llegado a denominar Los Secundarios. No construye hitos sino una pequeña muestra de ciudad en toda su extensión debido a la gran variedad de encargos recibidos, muchos de ellos con soluciones inéditas y pioneras, aunque lamentablemente sin construir, posible razón por la cual no trascendiera su figura.
I