Glitched Estate explora la zombificación urbana como síntoma tangible de la crisis inmobiliaria. Midtown Manhattan —distrito financiero de Nueva York— es el epicentro de esta investigación. Sus oficinas vacías, atrapadas en constantes ciclos especulativos, evidencian la brecha entre la lógica del capital y el uso real de la ciudad: un paisaje de ruinas contemporáneas donde la rentabilidad prevalece sobre la habitabilidad.

Lejos de buscar soluciones convencionales, Glitched Estate adopta la disrupción como herramienta teórica y metodológica. A través del glitch, el proyecto convierte la disfuncionalidad en un dispositivo crítico que expone las fisuras de la ciudad neoliberal. En lugar de ocultar las grietas, las amplifica, evidenciando la obsolescencia estructural del entorno financiero.

El proyecto plantea una postura radical: no reparar, sino hackear. Glitched Estate imagina, así, nuevas formas de frenar la inercia urbana y sabotear la reproducción especulativa. Habitar el error, porque en el fallo del sistema se abre la oportunidad para concebir algo completamente distinto, fuera de su lógica extractiva.