Learning from Shelleystein. http://learningfromshelleystein.wordpress.com/
No aprendemos de las vegas, aprendemos de Shelleystein.
¿Qué es Shelleystein? Una versión urbana, postfemenisita y transtecnológica de Frankenstein.
Shelleystein nace como modelo de ciudad Frankenstein, creada a retales por la yuxtaposición de todas aquellas construcciones urbanas sacrificadas en la construcción de la ciudad. Cada uno de las acciones que sigue, da cuerpo a una de estas ciudades fantasma, aporta un fragmento en la construcción de Shelleystein que al activarse, transforma el contexto urbano. Learning from Shelleystein,se inició en diciciembre de 2013 en el contexto del Museo Oral de la Revolución y sigue en desarrollo.
Learning from Shelleystein es un giño a Learning from las Vegas[1]. Ambos modelos hablan de la importancia del acto de comunicación en la arquitectura, la diferencia reside en lo que cada uno se centra en escuchar. Ante la voluntad de buscar lo comunicativo en los neones, las formas, los edificios y lo que viene de lo comercial y lo publicitario, se antepone la voluntad de hacer audible lo que no se escucha y hacer que la ciudad vibre con estas ondas sonoras. El modelo Shelleystein es el modelo de ciudad diversa y fragmentada, incoherente y formada a retales, por los trozos rescatados de aquellas zonas menos escuchadas.
[1] VENTURI, R y Denise Scott Brown. Learning from Las Vegas. New York: Routledge Chapman & Hall, 2007
Le Corbusier dibujó el perfil que proyectaba para la Nueva Barcelona sobre el cuerpo de una mujer, seguramente una de las habitantes del distrito V, cuyos desnudos dibujaba, erotizándolos con sus trazos a medida que planeaba un saneamiento profiláctico para el barrio Chino. Los rascacielos, en el boceto, atravesaban el pecho de esta mujer, se construían sobre su cadáver. Aunque el plan Macià no se llevara a cabo la imagen sirve para representar la historia de las ciudades que a menudo construyen sus edificios, su economía y sus infraestructuras sobre los cuerpos de sus habitantes y su forma de hacer ciudad.
Shellystein nace de las cenizas de los cuerpos apartados, invisibilizados, normalizados en los procesos de saneamiento y de expansión de nuestras ciudades, para prestar su cuerpo a los fantasmas que flotan sobre ellas y operan de forma invisible. Se nos aparece para hacernos escuchar, en frecuencias audibles, otras formas de gestionar lo urbano, construirlo y vivirlo. Dicho de otro modo, Shellystein da cuerpo a las ciudades fantasma que se superponen a la ciudad construida y legitimada; hace visibles las ciudades que sólo percibimos a través de los miedos que provocan o de los deseos ocultos encienden. Shellystein engulle y acumula en su cuerpo estos saberes urbanos mostrándonos así una ciudad más compleja, diversa, fragmentada de lo que somos capaces de ver.
La ciudad monstruo aparece marcada por costuras, es piel suturada, un paisaje lleno de fronteras en un mapa incompleto. Sus suturas delicadas unen dolorosamente los múltiples monstruos que conforman un gran monstruo total - un cuerpo grotesco en donde lo que es visible esconde capas y trozos de sujetos y comunidades invisibilizadas. Si no fuera porque lo invisible emana miedo y provoca o sufre heridas en este monstruo gótico, quizá nos sería más fácil enterrarlo vivo, ignorarlo, darlo por alto.La ciudad se revela como un cuerpo que rebasa el modelo orgánico con el que se ha estudiado hasta el siglo XX y aparece como cuerpo Frankenstein, post-orgánico. Los modelos evolucionistas o los de mutación que proponía Solà-Morales, no bastan para comprender sus
dinámicas. Por este motivo, Shelleystein va recogiendo las confesiones de los deseos peligrosos que se superponen a los planes urbanísticos, aquellos que llevan a construcciones de lo urbano no legitimadas, no naturales. Estos testimonios van construyendo, por fragmentos a Shellystein, y Shellystein va construyendo, a su vez, ciudad. Cada fragmento al hacerse visible, muestra su potencial de crecimiento y de contaminar al resto, actuando como los Saberes_vampiro que describe Beatriz Preciado. Cada vez que Shelleystein aparece, se reproduce a través de nosotros, de lo que volcamos en ella y de lo que nos hace oír. No aprendemos de las Vegas, aprendemos de Shelleystein.
Nacido como engendro del Museo Oral de la Revolución (proyecto de los alumnos del PEI - MACBA bajo la tutela de Beatriz Preciado), surge la propuesta Learning from Shelleystein, con el propósito inicial de enunciar manifiestos enterrados y olvidados, esenciales para la visibilización de las heridas urbanas, este dispositivo monstruoso evoluciona para recorrer las calles recolectando miedos y deseos, acercándose los puntos focales de donde nace lo urbano.
Bibliografía:Judith Halbestam. Skin Shows:Gothic Horror and the Technology of Monsters.1995/Beatriz Preciado.Saberes_Vampiros@war/Ignasi Solà-Morales.Terrain vague.1995
Desarrollo técnico del proyecto
Este proyecto consiste en movilizar y activar un dispositivo móvil que se despliega en los siguientes ejes:
- Se trata de una cabina movil, hecho de materiales reciclados y de bajo coste.
Se complementa con un sistema audiovisual, una tablet con cámara, y un equipo de sonido con 4 pantallas amplificadas. la cabina movil/Shellystein se desplazará por diferentes recorridos ya estudiados en la ciudad de Bcn, donde por un lado, se reproducirán en espacios públicos, en volumen alto al exterior, los enunciados, y por otro lado servirá como lugar para grabar y archivar los discursos de los participantes. Esto nos va a permitir crear un archivo de miedos urbanos de diferentes agentes.
- Es un dispositivo móvil en continua transformación. La parte visual y material del proyecto Learning from Shelleystein es un receptáculo con ruedas pintado de rojo que pasea por la ciudad y contamina los espacios con los discursos y miedos que provienen de otros lugares. Es una redefinición constante de sí mismo puesto que, como mutante, no se adhiere a una identidad única.
- Colaboraciones/ Acontecimientos. En su recorrido Shelleystein pretende incorporar visitas y colaboraciones a distintas asociaciones de la ciudad que representan en afuera y una “amenaza” a la norma urbana. Construcciones de la ciudad monstruo es un contra-modelo urbano. Esta aparte queda por determinar juntamente con las asociaciones de Barcelona (con algunas de las cuales ya hemos colaborado anteriormente, como Nikosia y la radio de los locos o los músicos desplazados de la nave Puigcerdà, Mount Zion Soldiers). Pretendemos que el trabajo de esta convocatoria de La Capella pueda revertir también a algunas de las asociaciones que por su trabajo y trayectoria realizan una tarea importante a un nivel de integración social sobretodo por sus discursos contrahegemónicos referentes a la ciudad mediante su creatividad performática (radio, música, performance). Junto con ellos, Shelleystein pretende agitar y transformar desde el acontecimiento y la arquitectura sonora.
Con estos mecanismos Shelleystein se impregna de lo terrible y parasita las fronteras físicas y conceptuales, las contamina y pretende desorientar los límites bajo los que se regenta la ciudad. Símbolo de lo gótico como herencia de la literatura del XIX, la monstruosidad se erige como emotividad desbordante y como modelo disfuncional para el racionalismo y el higienismo urbano.
Shelleystein es un dispositivo móvil, de bajo presupuesto construido a partir de elementos reciclados. Construido como cabina con espacio para una persona en su interior, aislada visualmente del exterior. Equipada con una tablet, cascos y micrófono, desde el interior funciona como estudio de grabación de los testimonios o como estación de escucha y visionado individual de los documentos que va recogiendo sobre las ciudades fantasma.
El colectivo Otrespace utiliza la sonoridad y la visualidad de lo invisibilizado para ocupar el espacio y transformarlo en otro. El monstruo Shelleystein irá visitando puntos focales de la ciudad fantasma y engullendo mediante este sistema de grabación sus saberes, que quedarán acumulados y yuxtapuestos en su interior. Este archivo irá creciendo y transformándose. Podrá ser escuchado de forma individual desde su interior o hacerse sonar mediante un juego de cuatro pantallas de sonido al exterior en distintas intervenciones urbanas. Esto construirá la ciudad monstruo.