Esta es una casa donde todas las decisiones arquitectónicas del proyecto doméstico buscan generar una atmósfera de verano; la pared pintada de azul Klein de la entrada es la primera de ellas.
La segunda es la generación de un espacio libre, sin obstáculos donde cabe la posibilidad de que todo está guardado. Esto se consigue gracias a un mueble de madera que ocupa el centro de la casa; en él se aglutina todo el almacenaje: desde las camisetas, pantalones y jerseys hasta las sábanas y toallas, pasando por los zapatos. Allí se encuentra todo excepto los libros, que se disponen en dos paredes diametrales opuestas de la vivienda; en el interior de una de las puertas del gran armario, el espacio se agranda y se convierte en un baño. Este baño a su vez que da a una piscina exterior que conecta, nuevamente con el interior. Son espacios dentro de espacios.
La cocina está vinculada a una mesa de comer y esta a una terrza que está cubierta con una pérgola de policarbonato que permite su uso hasta bien entrado el mes de diciembre. Esta terraza está llena de plantas de hoja caduca que protegen del sol en verano y lo introducen en invierno.
Junto al sofá hay otra terraza, cubierta, que se abre y se cierra en función de la climatología; una jardinera longitudinal, que cruza de ladoa lado la vivienda, protege de las vistas exteriores a la vez que gernera un paisaje interior verde.
Existe una última terraza al final de casa, pero está sin usar. Hay un proyecto para hacer en ella una habitación -posiblemente el año que viene- con sólo una cama y nada más, con el techo de vidrio para ver las estrellas en las noches de verano.